Ricardo Raphael: Trump obligó al mundo a mirar de frente al dragón chino

En su más reciente columna, Ricardo Raphael sostiene que la guerra comercial impulsada por Trump no debilitó a China, sino que permitió al planeta descubrir la magnitud real de su poderío industrial y tecnológico.

En su más reciente columna titulada Trump obligó a que miráramos al dragón, el periodista y analista Ricardo Raphael sostiene que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca precipitó una cadena de eventos que terminaron por revelar al mundo la verdadera dimensión del gigante asiático. Apenas siete días después de su toma de posesión, la empresa china DeepSeek irrumpió con fuerza en el sector de la inteligencia artificial, provocando el desplome de las acciones de las grandes tecnológicas y arrastrando a las bolsas de todo el planeta.

Según Raphael, Occidente se dejó sorprender por este avance porque conoce mal y comprende peor al más grande de los dragones asiáticos. A su juicio, la política arancelaria impulsada por Trump sirvió como un acto de magia inversa: en lugar de ocultar a China, descorrió la pesada cortina que la tapaba.

Uno de los momentos más elocuentes que relata Raphael fue la desafortunada declaración de J.D. Vance, vicepresidente de Estados Unidos, quien se refirió a los manufactureros chinos como “campesinos” en una entrevista con CNN. Una afirmación que, en palabras del columnista, solo puede surgir del prejuicio y la ignorancia. “¿Cuánta ignorancia se necesita para decir tal estupidez y suponer que no tendrá consecuencias?”, cuestiona.

Lejos de agazaparse, continúa Raphael, los aludidos por semejante desdén reaccionaron rápidamente para recordar que buena parte de los productos que los consumidores occidentales creen fabricados en Europa o Estados Unidos —como los bolsos de Carolina Herrera, cinturones de Hermes, zapatos Nike o incluso autos Tesla— en realidad se manufacturan en fábricas chinas.

Otro episodio que ilustra esta contradicción fue protagonizado por Karoline Leavitt, quien anunció con orgullo una muralla de aranceles del 245% contra China… mientras vestía un conjunto rojo producido en Mabu, provincia china que no tardó en reconocer públicamente la prenda. Una ironía que se viralizó como símbolo del doble discurso.

Para Raphael, el fondo del problema es que ni Trump ni su equipo entienden la dependencia estructural que Estados Unidos mantiene con China. Desde plásticos industriales hasta textiles, pasando por productos farmacéuticos, baterías, metales raros, telecomunicaciones, chips y circuitos electrónicos, el país norteamericano es consumidor intensivo de bienes chinos. La consecuencia inmediata de los aranceles no será la recuperación de la industria local, sino el encarecimiento y la escasez de estos productos.

Citando la teoría de la transición de poder de A.S.K. Organski, Raphael recuerda que se preveía que China superaría a EE. UU. entre 2030 y 2040, pero advierte que las políticas de Trump solo acelerarán esa transición. En palabras del analista Thomas Friedman, mientras en EE. UU. se discute sobre “los equipos en los que pueden competir los atletas transgénero”, China enfoca su atención en modernizar sus fábricas con IA para superar a su competencia.

Ricardo Raphael concluye que no es tiempo de invertir inteligencia en anticipar a Trump, sino en comprender a China. “Llegó la hora de aproximarse con rigor y seriedad a la civilización china, a su cultura, a sus valores y a las ideas contemporáneas que articulan a esa nación”, afirma.

Desde su mirada, el futuro del planeta no está ya en manos de Estados Unidos, y la disputa por el liderazgo global comenzó oficialmente el día en que Trump regresó al poder. Lo que queda ahora es prepararse para un nuevo concierto internacional donde China jugará un papel dominante y el resto del mundo tendrá que asumir su parte.

Y.A.