Durante el Viernes Santo, sacerdotes hicieron un llamado al Gobierno y a los grupos armados a detener la violencia y reflexionar sobre el papel de Dios en la búsqueda de paz y justicia social.
En el marco de la conmemoración del Viernes Santo, la Iglesia Católica envió un mensaje contundente al país: la corrupción y la violencia que azotan a Colombia son consecuencia directa de haber excluido a Dios de la vida del ser humano. Así lo expresó el padre Carlos Fernando Duarte, párroco de la iglesia de Cristo Resucitado en Cúcuta, durante su homilía.
«Nuestro país está pasando por un momento muy difícil, pero analizamos solamente los síntomas, como la corrupción, la drogadicción, la violencia intrafamiliar y la deficiencia en salud», manifestó el sacerdote, quien hizo énfasis en que estas problemáticas son solo reflejo de una crisis espiritual más profunda.
Durante su mensaje, el padre Duarte también advirtió que la injusticia social ha sido terreno fértil para la violencia, y dirigió sus palabras a los grupos armados, afirmando que están equivocados si creen que la violencia es una vía legítima para resolver conflictos. “Lamentablemente cuando hay armas de por medio, cuando se pretende resolver una crisis, al contrario empeora el panorama porque nos lleva a las venganzas y esto nos deja enceguecidos, sin lograr la paz que tanto anhelamos”, afirmó.
El sacerdote recordó que este día debe ser un momento de profunda reflexión, al reconocer que el mundo ha apartado a Dios de su cotidianidad. “No se puede hablar de paz, si en nuestro corazón hay resentimiento y venganza, es decir, no podemos construir la paz y la justicia social cuando existen intereses económicos de por medio, dándole la espalda a Dios, sin orar y sin seguir los caminos del Señor”, puntualizó.
Finalmente, el llamado fue claro: perdón y reconciliación. En especial, pidió poner la mirada sobre las zonas más afectadas por la violencia como el Catatumbo, e instó al Gobierno Nacional a emprender caminos reales hacia la paz, donde los valores espirituales no sean ignorados.
En medio de las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa en el Norte de Santander, este mensaje de la Iglesia cobra relevancia en un país donde la fe sigue siendo un pilar, y donde la búsqueda de resolución de conflictos necesita tanto de acciones concretas como de una renovación espiritual.
Y.A.