Luz Marina Esper -directora de este emporio periodístico- me pidió que contara algo sobre mi paso por el Diario La Libertad que el 7 de abril cumplió 46 años de creado. Esta es la razón por la cual se narran los dos episodios que siguen
Por José ‘Pepe’ Sánchez – PepeComenta

Luego de mi paso por Laboratorio Químico -tema que estudié en la U y después ejercí en Monómeros- decidí dedicarme a mi sueño inicial que era el periodismo deportivo.
Mi buen amigo y maestro, Aldo Pomares Agámez -AQDdG- me presentó un viernes con los periodistas de Emisoras Unidas, en ese entonces de la Cadena Radial La Libertad- cuyo director de transmisiones deportivas era El Clásico. Así le llamaban a Enrique J. Schiller.
-Bueno, mijo- me dijo después de la solicitud– esta noche nos vamos a tomar unos tragos. ¿Tu tomas?
–Lo usual, Maestro. Sin exgeraciones– le respondí.
-Bueno. Nos vemos esta noche a las siete en Sol 70. 70 con 46 esquina, al frente de donde quedaba Emisoras Río Mar. Sabes donde, me imagino- me dijo
Bueno a las siete de la noche arribé al sitio y ahí estaba Schiller junto con sus compañeros de transmisiones, Gustavo Salebe Martínez, Manuel Ramírez Santana -Mannyx- y Joaquín Romero Calle.
-Bueno, tómate el primero y empecemos- me dijo El Clásico
Recuerdo haberle contado durante la charla, que podía hablar algo en inglés, que entendía y me expresaba bastante bien en el idioma, pues desde cuarto elemental hasta sexto de bachillerato, era de studio obligatorio en Colegio Sagrado Corazón, donde hice el bachillerato.
-Bueno Joaco vamos a mandar a este man para el dogout de los visitantes para que entreviste a los peloteros norteamericanos. Vamos a aprovechar que habla el inglés y no hay muchos así en las emisoras de la competencia- le dijo a Joaquín Romero Calle, de quien después supe que era abogado y narrador de beisbol
-Es que este sábado juega aquí la Selección de USA que va para los Panamericanos de Puerto Rico. Anda en plan de fogueo y este sábado hay partido con la Selección de Colombia- me dijo Romero Calle.
Temblé, como ya se habrán imaginado. Yo no tenía experiencia alguna en el micrófono y el solo pensarlo, me aturdió un poco y peor aún si tenía que hacerlo en un idioma que no era el de mi nacimiento.
Gracias a Dios pude hacerlo sin mayores dificultades. Recuerdo que a quien primero entrevistè fue a John Semerad, un receptor gigantesco del equipo estadounidense, quien había bateado tres jonrones en la gira que hacía el equipo por Colombia y a quien apodaban Big John.
-Hi. I wanna be a Yankee player- me dijo cuando le pregunté por su aspiración en el desporte. No lo logró.
-¡Felicitaciones, mijo..! Lo hiciste lo más de bien y vas a continuar con nosotros en todas las transmisiones- me dijo Schiller al finalizar el evento y agregó que cuando ya tuviera algo de más experiencia en el periodismo, hablaría con don Roberto Esper para una vinculación en priopiedad con la empresa.
La jornada remató de nuevo en Sol 70, con gran alegría por parte de todos. Mannyx y Romero Calle, me felicitaron de manera calurosa y me dí cuenta de que tenía unos compañeros excepcionales. No sólo muy documentados y expertos en el tema deportivo, sino que también eran excelentes personas.
Mi ingreso definitivo al emporio La Libertad
El otro episodio me ocurrió en el Diario Hablado de Radio Libertad, cuando ya llevaba más o menos un mes en Emisoras Unidas con Enrique Schiller.
Fue la transmisión radial de una misa concelebrada en la Parroquia del Perpetuo Socorro el 8 de septiembre -día en que la Iglesia Católica conmemora el nacimiento de la Virgen María- lo que meabrió del todo las puertas al Periodismo.
Yo había querido entrar a la plantilla de redactores deportivos de Diario La Libertad –que había abierto sus puertas en 1979- pero no había vacantes. Los cargos estaban ocupados.
-Vamos a que hagas unas pruebas con nosotros en el Diario Hablado de Radio Libertad- me dijo el locutor de la emisión radial, Eduardo Hernández quien acto seguido me presentó al jefe de Redacción, Heriberto Pacheco Noriega, a don Carlos Osío Noguera, el editorialista y a Levi Rodríguez Herrera, los otros integrantes del equipo, quienes me acogieron con mucha simpatía. Desde luego, yo no tenía contrato de trabajo. Era solo un colaborador
El 6 de septiembre en la mañana llegó don Roberto Esper a la redacción y nos dijo: -Me comprometí con la Parroquia del Perpetuo Socorro a transmitir la misa del domingo. Ustedes los del noticiero serán los encargados de describir todo el desarrollo.
Yo había sido sacristán en el Colegio Sagrado Corazón donde estudié parte de le la primaria y todo el bachillerato y por ello conocía los pasajes de la misa en ese entonces en latín y los sagrados ornamentos. Por tal razón no tuve problema alguno en la transmisión y mis compañeros, dándose cuenta de eso, sin decírmelo, delegaron en mí algunos apartes importantes de la información
El lunes por la mañana a las 7 al terminar el noticiero, don Carlos Osío Noguera me dijo que no me marchara.
-Don Roberto quedó muy contento contigo por lo de la misa del sábado y quiere hablarte. Vamos a su oficina para que firmes contrato de trabajo más tarde- me dijo con una amplísima sonrisa de satisfacción. Sin proponérmelo, había logrado el objetivo.
Ya en su despacho, Roberto Esper me tendió la mano, me sonrió y y me felicitó por la transmisión de la misa.
-Ve a la oficina del contador para que firmes contrato. Vas a seguir en el noticiero, pero con el compromiso de que cada vez que haya algo importante, lo escribes para el periódico- me dijo.
Más adelante, se presentó una vacante en la sección de Deportes y enseguida acudí donde Wilderson Archbold quien era el Asistente de Dirección del periódico.
-Ya sé a qué vienes. Te he oído que comentas deportes en Emisoras Unidas con Enrique Schiller y quieres escribir aquí sobre ese tema. Bueno, empieza- me dijo.
Estuve en el periódico hasta 1988, luego de hacer ahí toda la carrera. Comencé como redactor deportivo, y se me ocurrió crear una columna que se llamó Lo Escuché en un Bus, que muy pronto se convirtió en la favorita de Roberto Esper.
En la práctica eran dos personajes que iban en un bus hablando de todo, pero en especial de fútbol, si bien en múltiples ocasiones se desviaban hacia el tema del medio ambiente, hacia la economía del país y hacia el tema político que había que tratar con mucho cuidado.
-Pero tú sabes manejar todos esos temas y esa columna me agrada mucho. No dejes de hacerla tres o cuatro veces a la semana- me dijo al respecto.
Esos brevísimos desvíos del deporte, fueron los que me llevaron a ser director de la página política y de ahí a la jefatura de Redacción y con posterioridad a la Subdirección.