La historia de Alcibíades, político y militar griego del siglo V a. C., ha trascendido el tiempo y hoy se presenta como un ejemplo vigente de cómo los líderes desvían la atención pública cuando enfrentan crisis o decisiones impopulares.
Según narra el historiador Plutarco en su obra Vidas Paralelas, Alcibíades cortó la cola de su perro —conocido y admirado en Atenas por su belleza— con el objetivo de provocar escándalo entre los ciudadanos. Su intención era clara: que hablaran del perro y no de su gestión política. Esta acción se convirtió en una estrategia de distracción que hoy es identificada como «Campaña del Rabo del Perro».
Aunque pasaron más de dos mil años, la estrategia sigue siendo usada. En Colombia, existen ejemplos notables. Uno de los más recordados ocurrió el 6 de noviembre de 1985, cuando el Gobierno del entonces presidente Belisario Betancur ordenó la transmisión de un partido de fútbol entre Millonarios y Unión Magdalena en medio de la toma del Palacio de Justicia por el M-19. Mientras el país vivía una de sus tragedias más profundas, la atención pública fue desviada hacia el espectáculo deportivo.
De forma más reciente, durante el gobierno de Iván Duque, la figura del exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla fue puesta en el centro del rechazo ciudadano tras el intento fallido de aprobar una reforma tributaria en 2021. Pese a que dicha reforma respondía a exigencias de la OCDE, el ministro terminó asumiendo toda la responsabilidad política y renunció, convirtiéndose así en el nuevo “rabo del perro” que desvió la crítica del fondo del problema.
“La renuncia del ministro fue una forma de enfocar la rabia ciudadana en una sola figura, y así evitar discusiones profundas sobre el modelo fiscal del país”, opinan analistas. Líderes políticos de distintas tendencias, como el expresidente Andrés Pastrana y el congresista liberal Juan Carlos Losada, pidieron su salida inmediata, ignorando el contexto internacional que exigía la reforma.
La historia de Alcibíades, representada incluso por una estatua de su perro en Victoria Park, Londres, nos recuerda que estas estrategias de distracción no son nuevas y que, en la política moderna, aún se sacrifica “la cola del perro” para proteger el cuerpo del poder.
—
¿Deseas que esta noticia sea acompañada de una imagen o que la prepare para formato de boletín, redes sociales o presentación?