[EDITORIAL] Días para la reflexión

La Semana Santa no es como era hace muchos años, anteriormente esta época tenía otras características, en tiempos pasados los colombianos escuchaban con mucha devoción el sermón de las Siete Palabras, los feligreses de las distintas parroquias oraban y visitaban monumentos en los diferentes templos.

No podemos negar que los tiempos para la celebración de la Semana Santa ya han cambiado, porque ahora muchos prefieren viajar y divertirse teniendo en cuenta las restricciones que imponen las autoridades; sobresale el cambio de los ritos religiosos.

Aquellos sermones solemnes que atiborraban las iglesias, son cosa del pasado, aunque lo de la oración subsiste según la devoción de cada cual, cada vez despierta menos interés la otrora rigurosa visita al sitio de los denominados monumentos; sin embargo, hay que saber que la Semana Mayor es una conmemoración religiosa.

Así como en Navidad los villancicos y los pesebres recuerdan el nacimiento del Niño Dios, los días santos pretenden recuperar la memoria de los últimos días de Jesucristo y se constituye en una invitación oportuna para que los creyentes ejerzan su fe.

Además de su intrínseco carácter religioso, estos días de la Semana Santa, también se constituyen en una oportunidad para las vacaciones, es decir, una pausa en el trabajo.

Ya sabemos que en esta época se aprovechan estos días santos para salir de viaje o quedarse en la casa, la visita de museos, lugares de interés, parques, monumentos históricos o quizás la asistencia a otros eventos que incluye programaciones especiales para la Semana Santa, todo lo cual se procura hacer en familia.

Durante siglos, las normas católicas imponían la abstinencia en cuanto al consumo de carne todos los viernes durante la cuaresma y el ayuno en algunos casos, los nuevos tiempos obligaron a modificar esta costumbre ancestral.

El 34% de la población mundial que es cristiana, celebra la Semana Santa, también por estos días es la fiesta de la pascua judía, religión con más de 3.000 años y el origen del monoteísmo, el Islam que tiene 1.400 millones de fieles considera a Jesucristo como profeta de Dios y la Azora contemplada en el Corán, está completamente dedicado a la virgen María.

La Semana Santa que recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús, – aunque no se tiene la devoción de otras épocas– es una forma de leer el signo de los tiempos en donde cambia la cultura, pero no la moral, entonces su esencia radica en comprender las enseñanzas del maestro, en la construcción del reino de Dios y su justicia, como verdadera opción de felicidad de mujeres y hombres en la tierra, ante los fracasos políticos, sociales y económicos ocurridos en la historia de la humanidad.

Aquel adagio popular, “Ni tanto que queme el santo, ni tan poco que no lo alumbre”, hasta cierto punto tiene algo de cierto, si aceptamos que todos los extremos son dañinos, por esta razón lo mejor en estos días es compartir en familia, dar gracias a Dios, reflexionar sobre los aspectos negativos, no hacerle mal a nadie y tratar en lo posible de ayudar al prójimo.

Ya sea que viajen o decidan recogerse para ejercer la fe, deseamos a nuestros lectores una Semana Santa provechosa y sosegada.