Fue la amante más célebre del rey Luis XV, en un romance que duró 24 años y que originó la frase, Después de mí el Diluvio, no se sabe si de ella o del monarca
Por PepeComenta

Jeanne Antoinette Poisson, duquesa-marquesa de Pompadour y marquesa de Menars, conocida como Madame de Pompadour, quien falleció el 15 de abril de 1754, fue la amante más célebre del rey Luis XV, en un romance que duró 24 años.
Nacida el 29 de diciembre de 1721, hija de Madeleine de la Motte, con su amante, el recaudador de impuestos Carlos Francisco Paul Le Normant de Tournehem, la niña recibió la mejor educación, con notable aprendizaje en equitación, música, canto, danza, textos clásicos y declamación, lo que le valió su gran éxito social cuando a los quince años, su madre la llevó a los salones más destacados e importantes de París.
Le Normant de Tournehem apareció siempre como su tutor, por lo que ella utilizaría de manera permanente el apellido de su verdadero padre, quien se llamaba François Poisson, y en |1721, cuando contaba 20 años de edad, se casó con Carlos Guillermo Le Normant d’Étiolles, sobrino de su tutor.
Era, desde luego, muy hermosa y su esposo, enamorado hasta la saciedad, la llevó a vivir a un castillo en Etiolles, vivienda obsequiada por su tío y tutor de la joven, Normant de Tournehem.
Convertida ahora en Madame d’Etiolles, retornó a los grandes salones y suntuosas fiestas de París, adquiriendo notable ascendencia entre la nobleza de la época y sobre todo en la intelectualidad con personajes como Arouet Voltaire y Montesquieu, a quienes deslumbró con su belleza, habilidades y sobre todo talento.
La educación que le brindó su tutor, ahora rendía frutos.
Su fama llegó a oídos del rey Luis XV, quien la invitó a una fiesta de disfraces y el impacto que le causó la dama fue incontrolable. Luis no resistió y de manera inmediata le propuso relaciones amorosas.
Hábil e inteligente cual ninguna otra, Jeanne Antoinette Poisson, ahora Madame de D’Etiolles, aceptó pero sólo a condición de convertirse en la «amante real», distinción que había ocupado antes Marie Anne de Mailly, duquesa de Châteauroux, fallecida hacía poco tiempo.
Luis XV, no vaciló hasta instalarla en el Palacio de Versalles y concederle el dominio de Pompadour, con el título de marquesa.
Casi enseguida, el rey la separó de manera legal y oficial de su marido, otorgándole la dignidad de duquesa -con derecho de sentarse frente a la reina- derecho del cual ella rehusó utilizar.
Mme Pompadoour nombraba o destituía ministros cuando quería y a pesar de ser la amante, le toleraba al rey todos sus caprichos amorosos, incluso ella misma le organizaba verdaderas orgías para el monarca y la Corte, en el denominado Parque de los Ciervos.
Durante su «monarquía» de veinte años, procuró siempre mantener relaciones cordiales con la reina consorte, la princesa polaca María Leszczyńska, pero tuvo que soportar los desaires de los hijos de Luis XV y hacerse la desentendida ante las burlas de los cortesanos -llamadas poissonades como burla de su apellido Poisson que significa Pescado- para poder continuar con su influencia sobre el rey.
La Guerra de los Siete Años sirvió para que la nobleza arreciara en sus críticas contra Mme Pompadour.
El que ella incidiera en que Francia pactase una alianza con Austria en contra de Federico II de Prusia y que la confrontación bélica resultase un desastre para Luis XV, hizo que la aristocracia jamás le perdonara este movimiento político, lo que la persiguió hasta su muerte en 1764.
La funesta intervención en esa guerra, le costó a Francia, al ser derrotada, tener que entregar sus posesiones de Luisiana -al oeste del río Misisipi- lo mismo que Nueva Orleans a España, en tanto que le daba a Inglaterra, Senegal, Canadá, Granada, San Vicente y Tobago.
Se dice que no fue Luis quien pronunció la famosa frase Aprés de moi le deluge –después de mí el diluvio– sino que fue la propia Mme Pompadour quien la: dijo, al darse cuenta de la terrible pérdida que le había ocasionado a Francia cuando aconsejó al rey a aliarse con Austria para la guerra contra Federico II:
-Au reste, après nous, le déluge (Por lo demás…, después de nosotros, que caiga el Diluvio…)- fue su frase de consuelo para el rey
Ya hacia 1752, sin embargo, este ascendiente que ella mantenía sobre el monarca no era tan fuerte. Luis XV no volvió a tener relaciones íntimas con ella y de ello quizá sea culpable su mala salud. Una tos ferina que la aquejó cuando niña, dejó secuelas que la llevarían a la tumba en 1764.
Espasmos violentos, terribles dolores de cabeza y esputos sanguinolentos -amén de tres abortos que tuvo antes- acabarían con su vida el 17 de abril de ese año.