No cabe duda que uno de los principales indicadores del progreso de cualquier ciudad del mundo es observar cómo está su centro histórico; de ahí la importancia del necesario cuidado especial que la administración pública, el sector privado y los propios ciudadanos le debemos prodigar a las zonas más antiguas de nuestras urbes.
Tienen razón al hacerlo, puesto que allí se encuentran las claves del pasado, los orígenes de lo que hoy existe en nuestra ciudad; por eso proteger con particular esmero el legado de nuestros antepasados, se constituye en un claro síntoma de cultura, de respeto y de civilización.
Por eso nos parece fundamental y de capital importancia la continuación de la revitalización del Centro Histórico de Barranquilla y sus alrededores, no solo para que nuestra ciudad mantenga el esplendor de un pasado glorioso, sino como una oportunidad para recuperar la importancia de esta zona para la historia de nuestra urbe y para que se constituya en un verdadero orgullo cultural para las próximas generaciones.
No podemos desconocer el apoyo de un importante grupo de emprendedores empresarios, quienes en años anteriores se propusieron la tarea de reconstruir y volver a la vida a numerosas edificaciones antiguas ubicadas en el considerado centro histórico de Barranquilla.
Sin embargo, no se puede olvidar que aún persisten algunos fantasmas en el interior de muchas antiguas construcciones en esa zona que tantos recuerdos trae a los viejos barranquilleros; de esa otrora muestra de la pujanza de nuestra ciudad, protagonizada por inmigrantes llegados de otras latitudes quienes arribaron a nuestro país por el muelle de Puerto Colombia, los mismos que nos llevaron a ocupar lugares de privilegio en la economía, la industria y en general al desarrollo del país, solo quedan gratos recuerdos y como testigos mudos, esas deterioradas construcciones que aún permanecen en el olvido tal como lo hemos destacado en nuestras páginas.
Allí la inseguridad se incrementa diariamente; basuras que afean sus calles y las hermosas fachadas carcomidas por la acción del tiempo; hay caos vehicular, es mala la iluminación pública, obras privadas que violan las normas arquitectónicas y otros problemas que se pueden corregir.