El secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó que se revocarán o negarán visados a quienes critiquen al gobierno de Trump o participen en protestas, incluso si ya están en territorio estadounidense.
En una polémica declaración que ha generado inquietud internacional, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció que el Gobierno de EE. UU. negará visados o entrada al país a personas por sus opiniones o actividades políticas que no sean del agrado de la administración del presidente Donald Trump.
Durante una entrevista en el programa “Triggered with Don Jr.”, Rubio dejó claro que el criterio de selección para otorgar visados ha sido ampliado: “Si no nos gustan sus actividades políticas ni sus opiniones, o tengamos dudas sobre ellas, simplemente no le otorgaremos el visado”, afirmó. Añadió que si posteriormente se obtiene información que habría impedido la expedición del visado, este debe revocarse.
El funcionario puso como ejemplo reciente el caso de un científico francés, al que se le negó la entrada a EE. UU. tras revisar su teléfono y hallar mensajes críticos hacia el expresidente Trump.
Rubio también arremetió contra los extranjeros que estudian en universidades estadounidenses y participan en protestas, como las movilizaciones propalestinas, afirmando que “nunca se les debió dar el visado” y que su presencia constituye un riesgo para el orden interno. “Ya no hacemos idioteces”, agregó, al referirse a la permisividad migratoria de anteriores administraciones.
Además de las posturas políticas, el gobierno estadounidense contempla anular visados por delitos o faltas, como conducir en estado de embriaguez (DUI), enfatizando que estas acciones deben implicar automáticamente la suspensión del visado de estudiante u otro tipo.
Incluso se han revocado todos los visados de ciudadanos de un país africano, argumentando que dicho gobierno no ha facilitado el retorno de sus nacionales deportados, lo que demuestra un enfoque migratorio cada vez más restrictivo.
Las declaraciones de Rubio ponen en evidencia un endurecimiento de la política migratoria, en la que la afinidad ideológica con el gobierno se convierte en un criterio determinante para ingresar o permanecer en Estados Unidos.
Y.A.