Tensión y controversia en el Concejo Distrital por la norma sobre vehículos de tracción animal

Una reciente sesión del Concejo Distrital de Barranquilla se convirtió en el escenario de un fuerte intercambio verbal entre los concejales José Trocha Gómez y Antonio Bohórquez Collazos, quienes protagonizaron un intenso debate sobre la norma que regula los vehículos de tracción animal, sancionada el año anterior por la corporación.

El origen de la controversia fue una constancia presentada por Bohórquez, en la que se posicionaba en contra de la regulación de estos vehículos. En su intervención, el concejal José Trocha Gómez no solo cuestionó la postura de su colega, sino que también lanzó duras críticas a los partidos de izquierda, lo que generó un clima de gran tensión política dentro del recinto.

Trocha Gómez, al expresar su desacuerdo con la iniciativa de Bohórquez, afirmó con contundencia: «¿Sabe por qué nunca he podido ser militante de una organización política de izquierda en este país? Porque padecen una enfermedad crónica, que se manifiesta en tergiversar la realidad y construir discursos alejados de la verdad. Bajo una narrativa populista, algunos se disfrazan de defensores de los sectores populares, pero lo que en realidad promueven es desconocer la aplicación de las normas establecidas, y eso no lo puedo permitir.»

Estas declaraciones generaron una rápida respuesta de Bohórquez Collazos, quien ejerció su derecho a la réplica de manera enérgica. «El reglamento establece que las constancias no se debaten, pero ya comenzaron a incumplirlo. He recibido ataques por mi constancia, pero estoy acostumbrado al debate. Estoy dispuesto a hablar sobre el populismo, y cómo el populismo de derecha ha causado más daño en este país. Nadie tiene autoridad para censurar mis opiniones, y no se lo voy a permitir», respondió Bohórquez, visiblemente molesto.

Este intercambio puso de relieve las profundas diferencias ideológicas entre ambos concejales, y aunque la norma sobre los vehículos de tracción animal fue el tema inicial de discusión, la pelea rápidamente se desvió hacia el campo político y el uso de la «libertad de expresión» dentro del Concejo.

El incidente también reveló una preocupante división interna sobre cómo se deben abordar los problemas sociales en la ciudad, reflejando una vez más las complejidades de la política local, donde las posturas ideológicas y los intereses sectoriales parecen entorpecer el diálogo constructivo.

¿Debería el Concejo Distrital centrarse más en el debate técnico sobre las normativas que afectan a la comunidad, en lugar de desviar las discusiones hacia confrontaciones ideológicas? ¿Cómo garantizar que las normativas locales, como la de los vehículos de tracción animal, sean respetadas sin que las ideologías interfieran en su aplicación efectiva?