Durante la Semana Santa, se observa un alarmante incremento en la extracción, venta y consumo de huevos de iguana en el Magdalena, una práctica que amenaza gravemente la conservación de esta especie emblemática de nuestra fauna.
Es fundamental comprender que cada huevo de iguana extraído no solo representa una posible muerte para la cría que podría haber nacido, sino que también afecta el equilibrio ecológico de nuestro entorno natural. Un porcentaje abrumador, el 95%, de las iguanas que pierden sus huevos no sobreviven, lo que pone en peligro la continuidad de la especie en nuestra región.
Por ello, hago un llamado a la conciencia de todos los ciudadanos y visitantes del Magdalena. Evitar la compra, venta y consumo de huevos de iguana es un compromiso que debemos asumir colectivamente para proteger nuestra biodiversidad. La conservación de nuestra fauna silvestre es tarea de todos, y juntos podemos marcar la diferencia.
¡Protejamos lo nuestro, protejamos la vida!
