A orillas de la desembocadura del Magdalena y del mar Caribe, esta ciudad alberga uno de los carnavales más importantes del mundo.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
Barranquilla no se cuenta, se vive. Es un ritmo que se respira en sus calles, un color que vibra en cada esquina, un sabor que seduce en cada plato típico y una historia que ha aprendido a reinventarse con el tiempo.

Esta ciudad, que hoy 7 de abril celebra 212 años desde su declaración como villa, ha dejado atrás la imagen de urbe tradicional para consolidarse como una de las capitales más dinámicas, inclusivas y globales del Caribe colombiano.
Nacida de un asentamiento a orillas del Magdalena hace un par siglos, hoy Barranquilla es motor económico de la región, con cifras que respaldan su transformación.
Según el secretario de Desarrollo Económico del Distrito, Richard Fernández, el progreso de la ciudad ha sido impulsado por una visión clara: articular esfuerzos entre el sector público y privado, diversificar su economía y modernizar su infraestructura urbana y portuaria.
“Entre 2020 y 2024, la inversión privada superó los 3 billones de pesos y el PIB local creció un 7,2 %, por encima del promedio nacional”, asegura el funcionario.
Más allá de sus logros económicos, la ‘Arenosa’ se ha proyectado como un centro cosmopolita de turismo de eventos, negocios y cultura.
Si bien su Carnaval, con más de 800 mil turistas en su más reciente edición, sigue siendo su carta de presentación al mundo, hoy también se reconoce por albergar grandes congresos nacionales e internacionales, conciertos de talla mundial, como el de Shakira con más de 85 mil asistentes, y ferias empresariales que dinamizan sectores como la hotelería, el transporte y la gastronomía.

“Otro ejemplo de ello fueron los Juegos Centroamericano, que generaron cerca de 25.000 empleos temporales y una derrama económica superior a los 250 mil millones de pesos”, agregó Fernández.
La clave de este posicionamiento global ha estado en la conectividad y en el fortalecimiento de sus espacios emblemáticos.
La modernización del aeropuerto, la construcción del Centro de Eventos Puerta de Oro y el desarrollo del Gran Malecón, que ya supera los 7 millones de visitantes anuales, han hecho de Barranquilla un destino ideal para el turismo corporativo.

La transformación no ha sido solo física o económica; también ha sido cultural. Barranquilla ha apostado por sus raíces, por su gente y por la creatividad que la define. El 3,1 % de su PIB proviene de la economía creativa y cultural, con más de 12.000 empleos directos vinculados a la música, las artes, el diseño y el turismo cultural.
En espacios como Barrio Abajo, declarado bien de interés cultural, florecen las industrias culturales con apoyo institucional, mientras museos como el del Carnaval y el CIMU alimentan la identidad barranquillera.
Este impulso también ha sido inclusivo. Iniciativas como ‘Todos al Parque’ han recuperado más de 300 parques públicos, y el programa ‘Barrios a la Obra’ ha intervenido más de 400 kilómetros de vías en sectores populares, impactando positivamente en la calidad de vida de miles de ciudadanos.
“La recuperación de la Ciénaga de Mallorquín, el fomento de proyectos sostenibles como el ecoparque, el tren eléctrico, la siembra de más 250.000 árboles alrededor de la ciudad y la conservación de 5 bosques urbanos, son pruebas de que el crecimiento económico es compatible con la sostenibilidad”, sostuvo el funcionario.

La apuesta también ha llegado al emprendimiento, con respaldo a pequeñas empresas que fortalecen el tejido económico local y promueven la equidad social.
Y es que en Barranquilla la modernidad convive con lo tradicional. Lo mismo se puede visitar una exposición internacional que probar una butifarra en el Paseo Bolívar; disfrutar de un atardecer sobre el río desde la Aleta del Tiburón, disfrutar de la Ventana al Mundo, o contemplar la arquitectura imponente de la Catedral María Reina y de la histórica Plaza de la Aduana.
Además, es sede oficial de la Selección Colombia, lo que la mantiene en el radar de más de 50 millones de compatriotas. Y su gastronomía popular, con sabores inconfundibles y recetas heredadas, sigue siendo un atractivo para nacionales y extranjeros.
En este importante día, Barranquilla no solo celebra 212 años de historia, celebra el presente de una ciudad que aprendió a mirar más allá de su Carnaval para convertirse en un referente de desarrollo integral, y que hoy en día inspira, avanza y sin perder su esencia, se abre al mundo con orgullo y alegría.
