Alemania se suma a EE. UU. en los recortes a la cooperación con Colombia

La cooperación internacional en Colombia enfrenta una profunda crisis. A la ya crítica suspensión de los fondos de USAID, que significó el cierre de numerosos proyectos sociales, ahora se suma el recorte presupuestal de Alemania, que ha reducido en un 37% su ayuda al país andino.

Durante 2024, la financiación alemana fue de 7,4 millones de dólares, pero para este año la cifra ha caído a 4,6 millones, unos 31.000 millones de pesos, de acuerdo con datos del Servicio de Monitoreo Financiero de la ONU. Esta disminución impacta directamente programas sociales en Colombia centrados en la defensa de la democracia, la paz y el medio ambiente, impulsados por fundaciones como la Konrad Adenauer Stiftung (KAS) y la Friedrich-Ebert-Stiftung (Fescol).

La KAS, que opera hace más de 60 años en Colombia, ha reportado un funcionamiento con un 10% menos de presupuesto que en 2023. “Es triste que tengamos menos plata porque la economía sigue sin crecer. Pero hay que aclarar que no es una decisión al estilo Elon Musk o Donald Trump de cerrar la cooperación”, afirmó Hartmut Rank, su representante en el país.

Por su parte, Oliver Dalichau, director de Fescol, advirtió sobre los “desafíos financieros” que atraviesa Alemania y la necesidad de actuar con pragmatismo. “Apostamos por la transparencia y buscamos soluciones conjuntas con nuestros aliados”, expresó.

La raíz del problema se encuentra en una economía alemana estancada. Tras entrar en recesión por segundo año consecutivo, la mayor potencia europea enfrenta una crisis política y fiscal. En noviembre de 2024, la coalición del canciller Olaf Scholz colapsó ante desacuerdos por el gasto público. En las elecciones anticipadas de febrero, triunfó la CDU liderada por Friedrich Merz, pero el nuevo gobierno aún no garantiza un regreso al flujo habitual de cooperación.

Este limbo provocó que el Parlamento alemán no aprobara los presupuestos para 2025, lo cual forzó la prolongación de los de 2024, generando una reducción de 1.000 millones de euros en el Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo.

Ante esta situación, las fundaciones alemanas han debido replantear sus estrategias. Fescol apunta a “mantener los proyectos con mayor impacto en democracia, justicia social y paz”. KAS, por su parte, ha priorizado iniciativas como la COP16 y la conmemoración del 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, aunque esto implique “cortarle el dinero a un par de proyectos”, según Rank.

Ambos líderes coinciden en que mantener la confianza con los socios colombianos —partidos políticos, centros de pensamiento, medios y ONG— es clave para sortear la crisis. “Ninguna contraparte se siente infeliz con el trabajo de la KAS”, asegura Rank. Mientras tanto, Dalichau advierte: “Una nueva reducción de la cooperación para el desarrollo sería la peor decisión”.

La retirada de USAID, que destinaba unos 400 millones de dólares anuales, ha dejado un vacío que ni el sector privado ni otras potencias pueden llenar. “No podemos salvar el mundo, aunque quisiéramos”, admite Rank con resignación.

Y.A.