Abril 5 1568: Nace Urbano VIII, Papa que condenó a Galileo

Mafeo Barberini, era su nombre. La propia Iglesia -en su Enciclopedia Católica,  «OMNIA DOCET PER OMNIA»- señala que lo peor de su paso por el solio papal, fue el haber nombrado a sus sobrinos en importantísimos cargos en El Vaticano 

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Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini: Inscripción aparecida en la estatua parlante de Pasquino, en referencia a la familia del Pontífice

Esta corrupción denunciada por el Papa Francisco en El Vaticano que obligó a la renuncia de uno de los cardenales  Giovanni Ángelo Becciu, por corrupción, no es nueva. Los episodios de este tipo son múltiples en la historia de la Iglesia Católica

Maffeo Barberini, nació en Florencia en abril de 1568; fue electo Papa el 6 de agosto de 1623 y adoptó el nombre de Urbano VIII; murió en Roma el 29 de julio de 1644 y aunque muchos consideran que su peor error como Pontífice fue la condena del científico Galileo Galilei, la propia Iglesia Católica censura su tráfico de influencias, su nepotismo y su intervención en política, lo que ocasionó una guerra civil que terminó «sin éxito decisivo hasta que el Papa concluyó una paz vergonzosa el 31 de marzo de 1644.»

Como se recordará, Galileo Galilei, rescató la llamada Teoría Heliocéntrica, esbozada por Nicolás Copérnico 100 años antes, según la cual, no era la Tierra el centro del Universo sino que este planeta y todos los demás, giraban alrededor del Sol. 

Esta tesis contradecía el pasaje bíblico de Josué en Gabaón, cuando ordenó al sol que se detuviese, hasta cuando él hubiese aniquilado a todos sus enemigos. La descripción de lo ocurrido en el juicio, condena y retractación de Galileo, la describe así https://www.lavozdegalicia.es/, portal de la Voz de Galicia:

-Después de un largo y penoso juicio, el 22 de junio de 1633, se postraba de rodillas ante los jueces del Santo Oficio. Con la cabeza inclinada recitó la fórmula de rigor y negó la teoría heliocéntrica del Sistema Solar enunciada por Nicolás Copérnico. 

A sus 69 años, Galileo era un reconocido científico en la Europa de su tiempo, famoso por la claridad de sus escritos y por ridiculizar eficazmente a sus contrarios. La Iglesia, a través del Tribunal de la Inquisición, lo había doblegado. A pesar de ello, la leyenda cuenta que musitó: «Eppur si muove» («y sin embargo se mueve», refiriéndose a la Tierra).

Tres siglos después, el Papa Juan Pablo II, en 1992,  admitió que los consejeros religiosos habían cometido errores en el juicio a Galileo. No se reconoció la equivocación de la Iglesia, al haberlo condenado como hereje. Pero con todo y lo terrible de este error, eso no fue lo peor en el pontificado de Urbano VIII.

La propia Iglesia -en su Enciclopedia Católica,  «OMNIA DOCET PER OMNIA»- señala que lo más grave de su paso por el solio papal, fueron el haber nombrado a sus sobrinos en importantísimos cargos en El Vaticano y la posterior guerra civil contra el ducado de Parma, que terminó con una vergonzosa decisión de retroceso del Pontificado, que después de haber excomulgado y arrebatado sus bienes al Duque, debió devolver todo.

Esto es lo que señala la Enciclopedia en torno al nepotismo papal y al nombramiento de los sobrinos del Prelado en cargos importantes. Al final se arrepintió pero..

-El error más grande de Urbano fue su excesivo nepotismo. Tres días después de su coronación nombró cardenal a su sobrino Francesco Barberini; en 1627 le nombró bibliotecario del Vaticano; y en 1632 vicecanciller. Francesco no abusó de su poder. Construyó el gran Palacio Barberini y fundó la famosa Biblioteca Barberini que fue adquirida en 1902 por el Papa León XIII y pasó a formar parte de la Biblioteca del Vaticano. El sobrino de Urbano, Antonio Barberini, el Joven, fue nombrado cardenal en 1627, después fue nombrado camarlengo en 1638, y después comandante en jefe de las tropas papales. Fue legado en Aviñón y Urbino en 1633; en Bolonia, Ferrara y Romaña en 1641. El hermano de Urbano, Antonio, quien era capuchino, recibió la Diócesis de Senigaglia en 1625, fue nombrado cardenal en 1628 y después designado gran penitenciario y bibliotecario del Vaticano. Un tercer sobrino de Urbano, Tadeo Barberini, fue nombrado Príncipe de Palestrina y Prefecto de Roma. Son casi increíbles las inmensas riquezas acumuladas por la familia Barberini a través del nepotismo de Urbano. Finalmente, atormentado por los escrúpulos debido a su nepotismo, Urbano designó dos veces un comité especial de teólogos para que investigaran si era legal que sus sobrinos retuvieran sus posesiones, pero en ambas ocasiones el comité decidió a favor de sus sobrinos. Entre los miembros del segundo comité estaban el Cardenal Lugo y el Padre Lupis- indica la publicación

Toda la información ha sido tomado de la Enciclopedia Católica, para evitar que estas notas sean tildadas de sectarias, sesgadas o malintencionadas. Así narra la nota, el triste y vergonzoso final de la guerra civil que había sido provocada por su tráfico de influencias

-En 1643 se renovaron las hostilidades y continuaron sin éxito decisivo hasta que el Papa concluyó una paz vergonzosa el 31 de marzo de 1644. Fue obligado a liberar al duque de la excomunión y restaurarle todos los lugares tomados por las tropas papales- se indica. Pero hubo más. 

El Pontífice dilapidó ingentes sumas de dinero en armamento para la guerra, y ordenó hacer unas estructuras con el acero del techo del Panteón, lo que originó la burla de todos. Este remate de historia aparece así en la Enciclopedia Católica;

“Quod non fecerunt Barbari, fecerunt Barberini» Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini, en alusión al apellido de su familia.

Desde luego, estas prácticas, no han sido patrimonio exclusivo de la Iglesia. Por eso, resulta tan poco edificante la intervención de las religiones en los asuntos de Estados o Política Internacional. 

Fuente: Tomado de pepecomenta.com