TODO TIENE SU FINAL

Por: Fredy Mozo Polo.

En los últimos meses, el gobierno ha presentado una serie de reformas que han generado un gran debate y controversia a nivel nacional. Estas reformas, que abarcan temas como la economía, la educación, laboral y salud, han sido presentadas como imprescindibles para impulsar el desarrollo y prosperidad del país. Sin embargo, la falta de apoyo en el Senado y la poca información clara y transparente han generado un carrusel de noticias sesgadas y contradictorias llevando a muchos a la confusión y al interrogante: ¿y a quién le creo?En un país polarizado unos se oponen, pero los cambios tarde o temprano llegarán precipitados por la polarización política, la corrupción, la pobreza en la mayoría de la población, subdesarrollo económico, y la falta de oportunidades de educación y empleo para la gente joven; muy doloroso por cierto. La historia muestra que la intransigencia puede retardar, pero no detener, el proceso de transformación. La globalización y la interconexión han creado un mundo más complejo y dinámico esto requiere una mayor adaptación y flexibilidad para enfrentar los desafíos y oportunidades para hacer frente al momento histórico en el que estamos inmersos. Los cambios son inherentes al devenir de la humanidad. La historia muestra que las civilizaciones e imperios han tenido un ciclo de apogeo y declive. Esto sugiere que el cambio es una constante en la humanidad. Traigo a colación y recordación aquellas lecciones del imperio romano y su triste caída me muestran gran similitud y reflexiones con la situación actual nuestra. La corrupción y decadencia de las instituciones y líderes políticos en Colombia son similares a las que se vivieron en el Imperio Romano. La corrupción ha debilitado la confianza en las instituciones y ha afectado la economía y la sociedad. En el Imperio Romano, las facciones políticas se enfrentaron debilitando la hegemonía del imperio. Por un lado los conservadores que defendían los intereses de la aristocracia y el Senado, quisieron mantener el poder y la influencia en manos de la élite. Por otro lado los progresistas que defendían los intereses del pueblo y los plebeyos (trabajadores y campesinos ni siquiera eran tenidos en cuenta ni siquiera eran considerados como ciudadanos). Querían reducir el poder del senado y aumentar la participación del pueblo en la política. Algo así como lo que se plantea por estos días en nuestro país; una consulta popular ante la negativa en el Senado de aprobar las diferentes reformas para mejorar las condiciones de salud y oportunidades laborales. Como en la época aciaga nuestra entre liberales y conservadores, los enfrentamientos por el poder, entre partidarios de Julio César, Octavio (Augusto César), Marco Antonio y los Republicanos (querían evitar la concentración del poder en manos de un solo hombre) acompañada de una irredimible corrupción, falta de liderazgo, y la decadencia de las instituciones romanas contribuyeron al desmoronamiento del Imperio Romano. Sin lugar a dudas el Imperio Romano fue de los más influyentes y duraderos de la historia universal, pero como dice Héctor Lavoe, todo tiene su final, vayan donde vayan, nada dura para siempre.Ni con vino, ni con pan, ni con el circo romano pudieron evitar que se desvaneciera el imperio, sencillamente nada es eterno: dice la canción. Como decíamos los pelaos de antes, la trampa siempre sale.