Por José Gabriel Coley, Filósofo Uniatlántico
Todas las culturas han buscado explicar el mundo pero también a su propio pensamiento, esto es, la autoconciencia. En un principio los salvajes lo atribuyeron a de que existía en nuestro interior un fantasma, ánima o espectro, una especie de otro yo inmaterial que cohabitaba con el cuerpo y era lo que nos hacía pensar. No obstante, fue Anaxágoras, en Grecia antigua, quien le dio a esa creencia gregaria status filosófico.
Para este pensador, toda nuestra vida espiritual, pensamientos y emociones se debían al «nous», que para él era la mente, la razón, el entendimiento, y es la que nos diferenciaba del resto de animales.
Posteriormente Sócrates asimiló el Nous anaxagórico y lo introdujo a su doctrina como «Alma», identificándola como el distintivo esencial del ser humano. Pero fue su discípulo Platón quien realmente la caracteriza de entidad pre y post existente al cuerpo, luego inmortal. Siglos después con Plotino y el cristianismo primitivo y medieval, el término alma se disuelve religiosamente como algo divino otorgado por Dios y que regresará a Él después de la muerte, visión esta que es la que se ha instalado en ciertas obsolescentes, lánguidas y pálidas figuras, que no dicen nada sino repetir el dogma, ya que el dualismo es cosa del pasado.

Para ellos los avances de la ciencia, donde el hombre está catalogado como una unidad biosociopsicocultural (tetradimensionalidad indisoluble y concomitante en todo sentido) no existe. Sin ser creyente, soy mucho más humano que todos esos fariseos de oración, camándulas y fanatismos que inundan a cada instante las redes y los grupos de WhatsApp; pero igual le hacen loas a los que desde hace 200 años han condenado a la miseria al pueblo colombiano en nombre de Dios, tal cual los españoles.
Si realmente fueran verdaderos cristianos asumirían el ejemplo del cura Camilo Torres Restrepo cuando decía en la plaza pública: “No he venido a hablarles del alma, de si esta existe o no existe, de si es mortal o inmortal, cuando lo que verdaderamente existe es el hambre y esa si es mortal”.
Por lo menos hoy me di este espacio liberador para desaburrirme de tanta simpleza inane. Barranquilla, marzo 29 de 2025…