Actos semióticos 3

Alejandro Espinosa Patrón

Marcas semióticas desde la dignidad humana para fortalecer la reforma laboral

La condición humana desde el ventajoso punto de vista de nuestros más recientes temores y experiencias. Evidentemente, es una materia digna de meditación, y la falta de meditación -la imprudencia o desesperada confusión o complaciente repetición de «verdades» que se han convertido en triviales y vacías- me parece una de las sobresalientes características de nuestro tiempo. Por lo tanto, lo que propongo es muy sencillo: nada más que pensar en lo que hacemos. (Arendt, 2009, p. 18)

Por Alejandro Espinosa-Patrón
Espinosa.alejandro@gmail.com

El texto que escribo en esta columna obedece más a buscar el equilibrio entre el sí y el no pues hundir una reforma para los trabajadores de un país pobre, subdesarrollado como Colombia, implica saber en profundidad los argumentos o posturas en contra, pues como se sabe la propuesta de Gustavo Petro se orienta más hacia las necesidades reales de la clase obrera. Creo que aquí radica el problema para algunos.

Si Hannah Arendt (2009) habla en su texto sobre la condición humana como bandera, la propuesta del presidente Petro se centra en la dignidad humana, requisito fundamental para darle un reconocimiento merecido al trabajador colombiano dentro de la justicia social que nos habla Francia Márquez en sus discursos a las comunidades que visita constantemente. El texto plantea que hay una serie de ítems que en la vigente no cumplen con el ideal del trabajador de hoy. Por ello, entre lo planteado por el presidente se resaltan: igualdad de oportunidades; remuneraci6n mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales; facultades para transigir y conciliar sabre derechos inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador y trabajadora en caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho; formación de empleos verdes y azules, es decir motivar el empleo a distancia y así mitigar el impacto climático, por ejemplo; garantizar  la seguridad social, la capacitación, cambios en el teletrabajo; ampliación de la modalidad de cotización a tiempo parcial; creación del jornal agropecuario; medidas especiales para periodistas, deportistas y artistas; el adiestramiento y el descanso necesario y, protección especial a la mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad. En ese sentido, la propuesta guarda mucha relación con lo que en un momento de la historia Arendt (2009) plantea en su texto.

(…) la Edad Moderna trajo consigo la glorificación teórica del trabajo, cuya consecuencia ha sido la transformación de toda la sociedad en una sociedad de trabajo. Por lo tanto, la realización del deseo, al igual que sucede en los cuentos de hadas, llega en un momento en que sólo puede ser contraproducente. Puesto que se trata de una sociedad de trabajadores que está a punto de ser liberada de las trabas del trabajo, y dicha sociedad desconoce esas otras actividades más elevadas y significativas por cuyas causas merecería ganarse esa libertad. (p. 17)

En ese sentido, esas marcas semióticas de la propuesta de Petro, planteadas en un documento de 92 artículos, ¿se sale de cualquier interés que realce al ser humano? ¿Defiende la dignidad humana?  ¿El sentido de la propuesta atenta contra cualquier empleador? No. El texto busca que vivamos todos en sociedad bajo las mismas igualdades, como componente de la integración social y generador de equilibrio, y eje central de la vida ciudadana, esencial para la Paz, aspectos relevantes en la propuesta de gobierno.

Por lo anterior, la reforma busca dignificar al hombre, permitir que le sean reconocidos sus derechos, violados y maltratados en gobiernos anteriores, por tanto, ¿dónde está lo malo de una reforma con sello humano? Pues la respuesta debe estar en los grandes empresarios que piensan que si se les aumenta la nómina van a cerrar sus empresas, algo fuera de todo pensamiento crítico, pues creo que resulta lo contrario, a más trabajo más producción, y por tanto las empresas van a prosperar y, por consiguiente, sus trabajadores tendrán un ambiente laboral motivante, agradable y digno, pues la idea es tener trabajadores más contentos y productivos.

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Fuente: simbiotia. Google.

En todo lo planteado hasta ahora, no hay puntos negativos en la reforma laboral pues todo apunta hacia el nuevo sujeto, el reconocimiento a su trabajo, mal pago y pisoteado a veces por los empresarios, quienes los ponen a trabajar hasta tarde con el pretexto que hay que “colaborar” con la empresa.

¿Finalmente, para quién es la reforma? Para los jóvenes, a los que explotan en las empresas, para nuestros nietos y nietas que les tocará afrontar la arremetida brutal del capitalismo, pues unos cuantos congresistas, enemigos del pueblo, defienden los intereses de los empresarios de siempre. ¿Creen ustedes que estas marcas negligentes ayudarán a salirnos del atraso en que estamos? ¿Por qué no pensar en el consenso para salirnos de esa obsesión patronal donde sólo se piensa en unos cuantos-los dueños de este país- y no en el que me llevó al Congreso de la República de Colombia? ¿Creen ustedes que después de hundir la reforma, si pueden, en las próximas elecciones el pueblo va a votar por ustedes otra vez?

En síntesis, esta acción de la oposición y la de los Senadores me recuerda el gesto de Gabo cuando le preguntaban sobre su enfermedad, pues cruzaba los dedos de su mano derecha, abría sus ojos negros como la noche, y les solía decir a los enunciatarios, con orgullo, casi a gritos: ¡nojoda… mamolaaa!

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Fuente: Nacho Gómez, cuenta de X. Google.