Pero aún derrotada Rusia mantuvo control zonal. No se retiró de la península de Crimea y ayudó a consolidar el crecimiento económico de Ucrania hacia finales del siglo XIX
Crimea: Una península que por su posición estratégica, ha sido escenario de guerras entre Imperios
Por PepeComenta
El 27 de marzo de 1854, Francia e Inglaterra aliados, bajo el pretexto de mantener la integridad del Imperio Otomano -Turquía- y temerosos de que los zares siguieran expandiéndo sus territorios, decidieron dclararle la guerra a Rusia, que duró dos años y que fue conocida como la Guerra de Crimea.porque en este península se disputó de manera fundamental el conlicto.

La guerra finalizó cuando se firmó la Paz de París, que se tradujo en la hegemonía francesa y en que Rusia, a pesar de ser derrotada, no abandonó Crimea y siguió ayudando a Ucrania.
Si bien es cierto que la península de Crimea pertenece a Ucrania en estos momentos, no lo es menos que en el 2014, sus habitantes decidieron mediante un referendo que querían hacer parte de Rusia. Pero esto apenas es la punta del iceberg, pues esta franja de tierra es un enclave geopolítico por el que se han enfrentado numerosas naciones.
La verdadera historia de Crimea bien podría decirse que comienza en 1783, cuando fue anexada a Rusia por Catalina La Grande, porque antes, estuvo de manera sucesiva en poder de griegos, romanos, del Imperio Bizantino y de los otomanos.
El control del Mar Negro es fundamental para tener grandes ventajas estratégicas en el Cácucaso y Asia Menor o Anatolia.
Desde 1441, Crimea era un estado libre, un kanato independiente -nombre derivado del conquistador mongol Genghis Kan- pero como consecuencia de su inestabilidad política y de la lucha interna entre los grupos étnicos que lo conformaban, el Imperio Otomano intervino y nombró un gobernante que se encargaría de imponer el orden.
Los conflictos siguieron presentándose de manera continua durante tres siglos hasta cuando en 1782, asediado por tropas de grupos rebeldes, el Kan Sahin huyó del país y buscó asilo en territorio ruso.
Fue entonces cuando Catalina La Grande, impulsada por su mariscal Grigori Potemkin, publicó el 19 de abril de 1783 un edicto mediante proclamaba de manera oficial que Crimea pasaba a ser parte del territorio ruso.
Esta expansión y el temor de que el Imperio otomano fuese obligado a ceder territorios en los Dardanelos hizo que ingleses y franceses, lo mismo que el reino de Cerdeña, se coaligaran para enfrentar a los rusos y en 1853, estalló la denominada Guerra de Crimea.
El enfrentamiento duró hasta mayo de 1856 y se firmó el Tratado de París, mediante el cual los rusos estaban obligados a desmilitarizar el Mar Negro y a abandonar la base de Sebastopol, el puerto más importante de la zona.
No obstante, esto nunca se cumplió y Rusia jamás abandonó por completo a Crimea. Por el contrario, ayudó al crecimiento económico y la consolidación total de Ucrania a finales del siglo XIX.
Los escritores encontraron un gran campo, un terreno fértil para estructurar verdaderas joyas de la Literatura: Alfred Tennyson con el poema La Carga de la Brigada Ligera, Leon Tolstoi con sus Relatos de Sebastopol y los periodistas españoles destacando a la enfermera Florence Nightingale como El Único Héroe de la Guerra,
La Carga de la Brigada Ligera fue el peor desastre sufrido por los ingleses. El General Lord Lucan, ordenó que cuatro regimientos se internaran en territorio ruso, sin conocer cuál era la ubicación y mucho menos las disposiciones de armamento de los adversarios. La masacre fue espantosa pero el poeta Tennyson halló la forma de de vindicar el valor desplegado por los soldados
“¡Adelante, Brigada Ligera!”
¿Algún hombre desfallecido?
No, aunque los soldados supieran
que era un desatino.
No estaban allí para replicar.
No estaban allí para razonar.
No estaban sino para vencer o morir.
En el valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos- señala el poeta en una de sus estrofas resaltando la valentía de los soldados
Por su lado, León Tolstoi quien estuvo como oficial del ejército ruso en el campo de batalla, en uno de esos tres Relatos, llamado Resurrección se refiere a los terribles sufrimientos que se ven en los hospitales tras los combates
–Donde «los médicos se dedican a la detestable pero benefactora tarea de amputar». Y en un moderno recurso narrativo, que emplea en la obra, interpela al lector: «Aquí verá un espantoso espectáculo que conmueve el alma y contemplará la guerra no con su alineamiento ordenado, bello y brillante, con su música y redoblar de tambores, con sus banderas ondeando y con sus generales a caballo, sino la guerra en su verdadera expresión, con sangre, dolor y muerte…».
Para no quedarse atrás, los españoles describieron la abnegación de Florence Nightingale, quien preparó una cuadrilla de enfermeras para atender a los heridos durante las 24 horas del día.
-La Dama de la Lámpara -así la llamaron por su trabajo nocturno- es el único verdadero héroe de esta desastrosa guerra- señaló el diario Vanguardia sobre el tema.