La política brasileña vive un nuevo episodio de tensión luego de que el expresidente Jair Bolsonaro llamara «canalla» al actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, tras ser acusado de estar involucrado en un supuesto plan para asesinarlo.
Las acusaciones surgieron luego de que miembros del gobierno de Lula afirmaran que existen indicios de una conspiración para atentar contra su vida, presuntamente orquestada por aliados de Bolsonaro. Ante esto, el exmandatario reaccionó con indignación, calificando las acusaciones como una «farsa política» y asegurando que el oficialismo intenta desacreditarlo.
«Lula y su grupo están desesperados por desviar la atención de los problemas del país. Esta es una mentira absurda», declaró Bolsonaro en un mensaje dirigido a sus seguidores.
Desde el gobierno, sin embargo, aseguran que la investigación sigue su curso y que se tomarán todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad del presidente. «No se puede minimizar una amenaza de esta magnitud. La democracia brasileña debe ser protegida», señalaron fuentes oficiales.
Mientras tanto, la sociedad brasileña se encuentra cada vez más polarizada, con protestas y movilizaciones en distintos puntos del país, reflejando la creciente división entre los seguidores de ambos líderes.
