Editorial: Ecuador . Segunda vuelta electoral

En medio de una marcada polaridad, Ecuador se jugará su futuro, eligiendo entre la representante de un líder con tendencias autoritarias que protagonizó una época oscura de la historia marcada por el despotismo, la corrupción y el abuso de poder; y el actual presidente que libra una batalla con las mafias enquistadas en el estado, amparadas por la Constitución de 2008.

Considero importante mirar al pasado para proyectar el futuro en una sociedad sin consciencia política, en la que se elige a sus representantes porque es mujer, porque sale en el programa de televisión, porque ofreció bonos, porque es guapo, porque le apoya el “salvador” que no acepta que ya no tiene poder y vive para recuperarlo desde su exilio ya que es prófugo de la justicia.

Es esencial analizar críticamente ese período, marcado por altos ingresos petroleros, endeudamiento significativo, casos de corrupción y reformas legales controvertidas que han afectado la estructura económica, social y moral del país.

Obras millonarias no concluidas o mal hechas, como la Refinería del Pacífico, que quedó en un terreno aplanado; la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, con miles de fisuras por no cumplir con estándares técnicos; las famosas escuelas del milenio, construidas con mala calidad y un contrato incumplido que le costó una reciente indemnización al estado, entre muchas otras.

El uso de las reservas internacionales del Banco Central y otras instituciones estatales para financiar el gasto público, el endeudamiento y la preventa petrolera, afectaron la sostenibilidad de las finanzas públicas y la estabilidad económica del país.

La institucionalización de las pandillas; la implementación de la tabla de drogas para despenalizar el consumo; la eliminación del requisito del pasado judicial para el ingreso al país de los extranjeros, que permitió el ingreso de personas con antecedentes penales; la liberación de personas privadas de la libertad condenadas por delitos relacionados con drogas; la eliminación de la base de Manta; leyes de la Constitución que amparan a los delincuentes, sembraron las semillas de la crisis de violencia e inseguridad que ahora enfrenta el país.

Considero que más allá de las bellas ofertas de campaña y las impactantes propagandas para desprestigiar al candidato presidente, resulta conveniente observar el resultado del Socialismo del siglo XXI en Sudamérica, Venezuela y Bolivia, cuyos gobernantes, con una promesa de justicia social y mejores condiciones de vida, se convirtieron en caudillos autoritarios que llevaron sus economías a serias crisis, devaluación de las monedas, inflación elevada y desabastecimiento.

En el Ecuador, Correa convocó a una Asamblea Constituyente para aprobar una Constitución hecha a su medida que le permitió controlar todas las instituciones del estado y es la que mantiene en la impunidad a muchos corruptos. Varios exfuncionarios de su gobierno están siendo investigados por casos de corrupción, prófugos y refugiados.

Si analizamos la base teórica de la corriente política con su aplicación aparecen una serie de incoherencias, que revelan el oportunismo y las ansias de poder.

Y, para terminar, la candidata, abogada de profesión, cuyo trabajo es ser dirigente de su partido político, ofrece una serie de bonos que no se de dónde va a pagar con el déficit fiscal existente, probablemente con los ecuadólares que pretenden imprimir para engañar una vez más al pueblo que ingenuo o ignorante no tiene la menor idea de cómo funcionan las finanzas en un país y cree en la premisa de que quitarle al rico para darle al pobre crea la justicia social. Ofertas envueltas en mala fe, campaña sucia y un oportunismo sin límites.

Por otro lado, el candidato presidente, que está culminando el período del expresidente que aplicó la muerte cruzada, que es el mecanismo por el que se disuelve la Asamblea y se convoca a elecciones para lo que resta del período para el que fue electo. Un joven político con formación en Administración de Negocios y Administración Pública, Comunicación Política y Gobernanza, empresario perteneciente a una de las familias más adineradas del país. Ha gobernado durante quince meses con aciertos y errores. Sin embargo, es claro que, de llegar al poder, tendremos la oportunidad de volver a elegir una opción diferente al final de su mandato.

Mientras que, si vuelve el correísmo al poder, corremos el riesgo de decirle adiós a la libertad, la dolarización y el progreso, pues como hemos podido ver, los presidentes de esa tendencia política buscan eternizarse en el poder, amparados en una serie de postulados teóricos que tienen poca o ninguna congruencia en la práctica, empezando por decir que los ricos son malos mientras ellos se enriquecen con los recursos del pueblo.

Suelo decir que creeré en el socialismo cuando conozca un gobernante socialista pobre ya que los que conozco salieron de la pobreza y viven suntuosamente; mientras el pueblo es cada vez más pobre, porque como dicen ellos, “el pobre vive de la esperanza y el momento que deja de ser pobre deja de darnos su voto”.

Ya lo dijo acertadamente André Malraux (1901-1976) “la gente tiene los gobernantes que se le parecen”, por tanto, solo son un reflejo de la sociedad a la cuál representan. Lo vemos claramente en Ecuador, al justificar la corrupción como precio del progreso.

Finalmente, nadie es responsable más que de sí mismo, por lo que su voto dependerá de sus valores morales, su punto de vista y por supuesto, para muchos, de sus intereses.

Entre la incertidumbre y la esperanza solo me resta decir que Dios nos bendiga y decidamos con sabiduría porque siempre se puede salir adelante cuando hay capacidad, voluntad y verdadero deseo de servico.