Tras varios días de incertidumbre y oraciones, la pequeña Annalía, la bebé de cinco meses que presuntamente fue víctima de agresiones por parte de su padre, logró salir de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). La noticia ha sido recibida con alegría por su familia y cientos de personas que siguieron de cerca su caso.
Su madre, profundamente conmovida, compartió en redes sociales un emotivo mensaje en el que destacó la fortaleza de su hija y agradeció a quienes han estado pendientes de su evolución.
«Hoy mi corazón rebosa de felicidad. Este 22 de marzo de 2025 es un día que jamás olvidaré, el día en que Annalía dejó la UCI. A pesar de su corta edad, ha demostrado ser una guerrera, una niña feliz y amada que superó una dura batalla. Su recuperación me confirma que Dios escucha nuestras oraciones y que, con fe, todo es posible.»
UNA RECUPERACIÓN QUE CONMUEVE
El caso de Annalía generó indignación y solidaridad en todo el país, movilizando a cientos de personas que elevaron plegarias por su recuperación. Su madre aprovechó la oportunidad para agradecer a su familia, amigos y a todas aquellas personas, incluso desconocidas, que han estado al tanto de su estado de salud.
«Estoy y estaré infinitamente agradecida con cada uno de ustedes. Mi hija es un milagro y soy testimonio de ello. Sé que Dios tiene grandes planes para ella, y uno de ellos es ser un testimonio de vida.»
UN MENSAJE DE ESPERANZA
Este acontecimiento ha generado una ola de esperanza y reflexión sobre la importancia de la fe y el poder de la oración. Annalía ha salido adelante contra todo pronóstico, convirtiéndose en símbolo de fortaleza y amor.
Antes de finalizar su mensaje, su madre dirigió unas palabras a quienes la han acompañado en este difícil proceso: «A todos los que han orado por mi bebé, ¡muchas gracias!».
A medida que avanza su recuperación, se espera que las autoridades continúen con las investigaciones sobre el caso, para garantizar justicia y protección para Annalía. Mientras tanto, su historia sigue conmoviendo y demostrando que, incluso en los momentos más difíciles, la fe y la esperanza pueden marcar la diferencia.