[EDITORIAL] Un río pidiendo dragado, lanchas,remolcadores, pasajeros y carga

Más de cien años de abandono y sedimentación cumple el Río Grande de la Magdalena, que, según los expertos, podría estar ahorrándole al país en solo transporte de carga y pasajeros más de 300 mil millones de dólares cada año, más el multimillonario impacto social en productividad, trabajo, ganancias y mejoramiento de los índices de vida y desarrollo.
Ocurre que el centralismo que heredamos de la traición del ilustre presidente Rafael Núñez, ha derivado en este abandono del que se desprende la ruina, miseria y olvido secular que tiene postrado al río Magdalena y que la sola existencia de Cormagdalena no puede remediar, pues se requiere alta tecnología y una inversión tan inmensa que amerita un juicio a todos los gobiernos que dejaron el río al garete y a merced de la naturaleza, llevando a la ruina a millones de familias durante más de 60 años de deforestación, inundaciones y sedimentaciones.
Los pésimos gobiernos centralistas, la corrupción imperante y rampante, la falta de coraje de nuestros dirigentes regionales, su visión cortoplacista, su egoísmo y mezquindad, dejó perder al río y sus riquezas y dilapidó lo que esta fuente multimillonaria nos ofrecía por su propia naturaleza.
La recuperación del río no puede seguir prestándose para el enriquecimiento ilícito de gobernantes y contratistas, ni para las obras de mitigación que son un engaño permanente para las poblaciones, pues los muros de contención no son la solución definitiva a todos los desastres generados cuando el río se sale de madre, año tras año. Lo que es una gran tragedia nacional en la que unos cuantos se enriquecen y nunca responden por los daños sufridos por agricultores, ganaderos, agroindustriales, pescadores y pobladores ribereños, cerca de 33 millones de personas, por las arremetidas brutales del río y por su casi nulo uso. No olvidemos que la gran cuenca del Magdalena, dividida en la alta, media y baja, cubre el 24% del territorio nacional y es el propio eje del desarrollo colombiano, ya que en ella se produce el 86% del Producto Interno Bruto (PIB) y el 50% de la pesca de agua dulce.
El rescate y la sostenibilidad del río aprovechable, requiere cuantiosas sumas de dinero, que no tiene ni Cormagdalena ni las corporaciones ambientales regionales, unidas; lo que hace que las soluciones del río sean quiméricas en manos del gobierno y más si se tiene en cuenta el mal llamado ‘costo político’ corazón de las coimas y desaguisados. Proponemos que se entregue el rescate del río a una gran corporación privada que se encargue de invertir en el diseño y ejecución de las multimillonarias obras necesarias y recupere su inversión con tarifas modélicas mediante una concesión a largo plazo, que incluya navegabilidad, transporte de productos y servicios, distritos de riego, control de inundaciones, reforestación, manejo de tasas de uso y vertimiento de aguas, y una larga lista que minimice o mitigue el alto costo de diseños y obras. Veríamos renacer al río y sus habitantes con corto tiempo, porque a países con gran experiencia en obras hidráulicas y su manejo, les interesaría hacer esa inversión tan vital para la Nación, mejorando la vida de sus pobladores y las condiciones y costos del transporte de carga interno y de exportación, así como el flujo de pasajeros, con una mejor calidad de vida para los transportados. El río debe recobrar su esplendor.