La crisis energética en Siria sigue agravándose, y el gobierno ha reconocido que no puede garantizar el suministro de electricidad las 24 horas del día. La infraestructura eléctrica, gravemente afectada por más de una década de conflicto, no ha sido restaurada completamente, lo que deja a millones de sirios con acceso limitado a la energía.
Según fuentes locales, en varias regiones del país la electricidad solo está disponible durante dos o tres horas al día. Esta situación impacta severamente en la vida cotidiana de la población, afectando hospitales, escuelas y el sector industrial.
Las provincias de Latakia y Tartús han sido algunas de las más afectadas, especialmente después de los recientes enfrentamientos que han dejado más de 1.300 muertos y han dificultado los esfuerzos de reconstrucción. Además, ataques a infraestructuras clave, como la presa de Tishrin en la provincia de Alepo, han empeorado la crisis energética, ya que esta instalación es crucial para la generación de electricidad en el noreste del país.
El gobierno ha declarado que la restauración del servicio eléctrico es una prioridad, pero los expertos advierten que el proceso será largo y requerirá apoyo internacional. Mientras tanto, la población sigue enfrentando condiciones extremas en medio de una crisis económica que agrava aún más la situación.