Teorías para pensar la evaluación contextualizada

POR: ROBERTO CARLOS DÍAZ SALINA

El Dr. Reynaldo Mora Mora presenta en su texto «Pensamientos Formativos Curriculares: Evaluación Curricular» una crítica incisiva al sistema evaluativo estandarizado que predomina en el currículo oficial colombiano. Su reflexión se estructura en torno a varios ejes conceptuales:

  1. Crítica al positivismo evaluativo: El Dr. Mora examina cómo la evaluación oficial se centra excesivamente en la «aritmética de los resultados», generando clasificaciones entre estudiantes «buenos» y «malos» que reproducen desigualdades sociales existentes.
  2. Propuesta del Currículo Contextualizado y Pertinente (CCP): Formula una alternativa que reconoce la relevancia del contexto social, cultural e histórico en los procesos formativos y evaluativos.
  3. Evaluación Contextualizada y Pertinente (ECP): Desarrolla un modelo evaluativo que privilegia la autonomía estudiantil e institucional, y busca conciliar los saberes académicos con las realidades contextuales del estudiantado.
  4. Justicia Evaluativa: Plantea la necesidad de una nueva narrativa evaluativa que reconozca la diversidad cultural y la integralidad del estudiante como ser social, cultural e individual.
  5. Formación ciudadana: Establece como fin último de la evaluación la formación de «buenos ciudadanos» capaces de transformar la sociedad.

La propuesta del Dr. Mora sobre evaluación curricular contextualizada constituye una ruptura epistemológica con los paradigmas técnico-instrumentales dominantes en Colombia. Esta visión encuentra resonancia en múltiples corrientes teóricas contemporáneas.

La crítica que realiza el Dr. Mora a la estandarización evaluativa resuena con la distinción habermasiana entre razón instrumental y razón comunicativa. Como indica Habermas en «Conocimiento e interés»: «La racionalidad instrumental reduce el conocimiento a mera técnica de control, desplazando las formas de entendimiento intersubjetivo que son constitutivas de la vida social» (Habermas, 1968). Esta orientación instrumental se manifiesta en lo que el Dr. Mora denomina «instrumentalismo estandarizante», que reduce al estudiante a una «esencia fija» cuantificable mediante pruebas estandarizadas.

El CCP propuesto por el Dr. Mora presenta coincidencias notables con la «ecología de saberes» que Boaventura de Sousa Santos desarrolla en «Una epistemología del Sur». Santos afirma: «La ecología de saberes reconoce la pluralidad de conocimientos heterogéneos y las interconexiones continuas y dinámicas entre ellos sin comprometer su autonomía» (Santos, 2009). Esta concepción pluralista del conocimiento se refleja en la propuesta del Dr. Mora cuando establece que la ECP «supone conciliar el mundo de los estudiantes con los saberes de nosotros como docentes, teniendo en cuenta el contexto».

La preocupación del Dr. Mora por la desigualdad que genera la evaluación estandarizada encuentra paralelo en el análisis de Martha Nussbaum sobre las capacidades humanas. En «Crear capacidades», Nussbaum señala: «Las capacidades pertenecen, en primer y prioritario lugar, a las personas individuales, y solo luego a los grupos… Este principio tiene importantes consecuencias para la política, pues nos dice que el objetivo es que cada persona cruce el umbral de capacidad» (Nussbaum, 2012). Este enfoque individualizado de las capacidades comparte terreno conceptual con la insistencia del Dr. Mora en «el respeto por la individualidad y la dignidad creativa de las capacidades de cada estudiante».
La metáfora cinematográfica que utiliza el Dr. Mora para describir el proceso formativo como una «película» con una «trama» e «historias» evoca la noción de narratividad educativa que Gert Biesta explora en «El bello riesgo de educar»: «La educación no es simplemente un proceso de reproducción cultural, sino un encuentro con lo que es diferente, extraño y otro» (Biesta, 2017). Ambos autores rechazan la concepción mecánica de la educación en favor de una visión más dinámica, imprevisible y contextualizada.

La dimensión política del currículo que plantea el Dr. Mora cuando menciona la «responsabilidad histórica y política» de formar «buenos ciudadanos» encuentra eco en la obra de Henry Giroux. En «La escuela y la lucha por la ciudadanía», Giroux expresa: «Las escuelas son terrenos contradictorios; reproducen la sociedad en general pero contienen espacios capaces de resistir la lógica dominante de esa misma sociedad» (Giroux, 1993). Esta tensión dialéctica entre reproducción y transformación social es central en la propuesta curricular del Dr. Mora.

José Gimeno Sacristán, citado explícitamente por el Dr. Mora, ofrece en «Saberes e incertidumbres sobre el currículum» una perspectiva complementaria: «El currículum es una opción cultural, un proyecto selectivo de cultura, un marco cultural y político en el que habitan nuestras prácticas» (Gimeno Sacristán, 2010). Esta conceptualización del currículo como proyecto cultural contextualizado refuerza la propuesta del CCP del Dr. Mora.

En su crítica a la instrumentalización de la evaluación, el Dr. Mora se acerca a la distinción que establece Habermas en «Teoría de la acción comunicativa» entre integración sistémica e integración social: «La integración sistémica se cumple a través de un control no-normativo de decisiones particulares carentes subjetivamente de coordinación, mientras que la integración social se cumple a través del consenso normativamente asegurado o comunicativamente alcanzado» (Habermas, 1981). Esta distinción ilumina la tensión que el Dr. Mora identifica entre las evaluaciones estandarizadas (integración sistémica) y la ECP (integración social).

La reflexión del Dr. Mora sobre el poder inherente a la evaluación («la evaluación es poder») encuentra correspondencia con el análisis que realiza Santos en «Descolonizar el saber, reinventar el poder»: «Las líneas cartográficas ‘abisales’ que demarcaban el Viejo y el Nuevo Mundo en la era colonial subsisten estructuralmente en el pensamiento moderno occidental y permanecen constitutivas de las relaciones políticas y culturales excluyentes» (Santos, 2010, p. 29). Este paralelo entre colonialidad epistémica y evaluación estandarizante enriquece la crítica curricular del Dr. Mora con una dimensión decolonial.

En síntesis, los planteamientos del Dr. Reynaldo Mora sobre evaluación curricular contextualizada constituyen una propuesta teórica robusta que dialoga productivamente con corrientes críticas contemporáneas del pensamiento educativo. Su enfoque integra dimensiones epistemológicas, éticas, políticas y pedagógicas en una visión curricular que prioriza la contextualización, la pertinencia social y la formación ciudadana como ejes de transformación educativa.