El Carnaval de Barranquilla despide a uno de sus más fieles defensores. Alfonso Atehortúa Gerlein, expresidente de la fiesta en los años 2002-2003 y amante incansable del folclor, falleció dejando un legado de amor por la tradición y la cultura barranquillera.
Hombre de raíces profundas en la ciudad, Atehortúa Gerlein dedicó su vida a enaltecer el Carnaval, no solo desde su rol como directivo, sino también como participante activo en sus expresiones más emblemáticas.
Fue integrante de la Danza del Torito Ribeño, junto a su primo Pedro Vengoechea Gerlein, precursor de la Gran Parada de Tradición. Además, formó parte durante décadas de la legendaria cumbiamba El Cañonazo, un símbolo de la familia Altamar.
Más allá del Carnaval, Atehortúa Gerlein dejó huella en otros espacios culturales y sociales de la ciudad. Fue miembro de la Junta Directiva del Club Barranquilla y del Museo Romántico, donde compartió su pasión por la historia y las costumbres de su tierra. Además, era un cercano amigo de Alfredo De la Espriella, con quien compartió innumerables anécdotas sobre la evolución de la ciudad y su folclor.
Su partida deja un vacío en el corazón de quienes valoran la tradición y la identidad del barranquillero. Sin embargo, su legado perdurará en cada compás de cumbia, en cada desfile y en cada expresión que mantenga viva la esencia de la fiesta.