Después de casi una década lejos del escenario, Miguel Bosé demostró que su voz y carisma siguen intactos. Más de 10.000 fanáticos se congregaron en el Auditorio Nacional de Ciudad de México para reencontrarse con una de las figuras más emblemáticas del pop en español.
A sus 68 años, con más de 30 millones de discos vendidos, el artista ofreció un espectáculo en el que repasó su trayectoria sin mostrar señales de agotamiento. Con cada canción, Bosé invitó a su público a un viaje en el tiempo, llevando la emoción a su punto más alto con ‘Aire soy’.
Pero este regreso no fue solo un concierto; fue también un renacimiento. Acompañado por su cuerpo de baile, el cantante pareció librar una batalla contra los desafíos personales que lo alejaron de los escenarios, dejando atrás problemas de salud y conflictos familiares. Canciones como ‘Mirarte’, ‘Duende’ y ‘Nena’ reflejaron su determinación de seguir adelante.
“Cuánto tiempo que ya no nos vemos. Un viaje que dejamos colgado en el tiempo. Un viaje que nos pertenece a todos”, expresó el artista desde el escenario.
La noche avanzó con energía, y los años 2000 cobraron vida con ‘Morena mía’ y ‘Si tú no vuelves’, éxitos de su álbum más vendido, Papito (2007). El cierre prometía ser apoteósico con ‘Amante bandido’, pero la ovación del público lo hizo quedarse un poco más. En un momento de profunda sensibilidad, Bosé rindió homenaje a su madre con ‘Te amaré’ y concluyó con su tradicional despedida musical: ‘Por ti’.
El cantante seguirá recorriendo México con su ‘Importante Tour’, que se extenderá hasta el 28 de junio.