Tal como lo habíamos esbozado en este mismo espacio editorial, en el sentido de que consideramos conveniente que como adicional al llamado a la tolerancia que han venido formulando las autoridades, se procediera a reactivar los operativos y las labores de inteligencia para desvertebrar las bandas de delincuentes que continúan comercializando las armas de fuego en la Puerta de Oro de Colombia para así mermar su proliferación. Resulta evidente que la mayoría de los hechos sangrientos que se están cometiendo en Barranquilla y los municipios que conforman el Área Metropolitana, tienen ocurrencia con el accionar de armas de fuego –de diferentes calibres– lo que nos hace colegir el fácil acceso que está teniendo la delincuencia para hacerse a estos artefactos y el posible comercio ilegal que se viene produciendo en nuestra ciudad. Siempre nos ha asaltado la inquietud respecto a la forma cómo opera ese ‘cartel’ de las armas, porque no de otra manera se puede explicar el hecho de conseguirlas tan fácilmente por parte de los delincuentes, a juzgar por la proliferación de éstas en todos los rincones de la capital de Atlántico. Todo esto nos confirma algo que se ha venido rumorando entre los barranquilleros de bien, respecto a la posibilidad de la existencia de organizaciones que las comercializan ilegalmente, abasteciendo a los grupos delincuenciales para la comisión de delitos, aumentando así los índices que hoy en día motivan toda clase de preocupaciones y el temor entre la ciudadanía. La medida que rige en todo el país, en el sentido de prohibir el porte de armas de fuego a las personas que se movilicen en motocicletas, por supuesto que es buena, pero ha sido insuficiente e incompleta. Afirmamos que es buena, porque es indudable que ella va a contribuir a rebajar los altísimos índices de muertes ocasionadas por criminales que utilizan ese vehículo como medio de transporte. Según las cifras que manejan las autoridades, un número muy alto de atentados contra la vida de personas se produce con arma de fuego y buena parte de ellos se hace utilizando una moto como transporte de los victimarios, tal como ha ocurrido en los últimos días en Barranquilla y sus municipios vecinos. Por eso, cualquier procedimiento que se ponga en práctica para evitar que esto siga ocurriendo, tiene que ser buena y desde luego arrojar óptimos resultados. Al menos, eso se lograría si se activaran las estrategias correctas.
