Por: Anais Herrera
El sistema educativo colombiano se caracteriza por estar estandarizado y por tanto sus métodos evaluativos también lo están. El estado colombiano ignora las necesidades sociales, culturales, económicas de las comunidades en el país y proporciona métodos evaluativos erróneos que ignoran la realidad de la comunidad resultando extremadamente absurdo que en las escuelas se proporción estas estrategias evaluativas. El sistema educativo está jerarquizado en un sistema homogéneos que no incorpora las necesidades y que no incluye la diversidad cultural, social y económico que está presenten en el país y por el cambio simplemente se adhiere a un modelo que estandariza y es competitivo. Y siguiendo con esto las pruebas del estado son aplicadas de la misma manera en todas las regiones del país sin medir sus realidades.
En Colombia cada año más de seis mil jóvenes del grado once presentan las pruebas Icfes (las pruebas del estado). Estas evaluaciones fueron creadas con la idea de poder evaluar todo el aprendizaje adquirido durante once años en los estudiantes. He aquí el error, las pruebas del estado están estandarizadas por puestos entre escuelas e internamente. Califican los resultados dependiendo de las respuestas seleccionadas por el estudiante, si son falsas o verdaderas sin permitir que el estudiante utilice su pensamiento crítico para la resolución de problemas. Pero bien incluso esto es absurdo que se haga cuando los métodos evaluativos están diseñados solo para evaluar solo el conocimiento sin importar que. Como un estudiante puede utilizar sus capacidades crítica-analíticas si para empezar en las evaluaciones no se lo van a permitir. Son estas quienes hacen el proceso de enseñanza aburrido e incluso tedioso para los estudiantes.
En los artículos del doctor Mora Mora publicados en el diario La Libertad sostiene que las evaluativos parecidas a las Icfes o las del MEN imponen estos criterios evaluativos que no consideran la diversidad cultural, individual e individual de los estudiantes. La educación ha sido orientada a un diseño empresarial en el cual, nada más se evalúa la eficiencia, competitividad y satisfacción de las necesidades en vez de fomentar el pensar crítico y el desarrollo de estudiantes integrales y buenos para la sociedad. Esto solo ha llevado a que las prácticas evaluativas no respondan a las necesidades sociales y no preparen a los estudiantes para el contexto en el que se vive. La evaluación ha dejado de ser un proceso pedagógico para ser un proceso seleccionativo que se rige bajo la idea de quien es el perdón y el ganador o quien es útil y quien no. Volvieron la idea de la evaluación de algo malo y de lo que hay que temer cuando en realidad solo son métodos para medir lo que se aprendió, ellos la volvieron una herramienta discriminatoria y excluyente para muchos actores en la sociedad.
En una realidad socio-económica como la que se vive en Colombia es importante que los estudiantes se capaciten para la resolución de problemas y que los métodos evaluativos estén orientados a evaluar ello. La mejor solución a la crisis que padece el sistema educativo no es más que adaptar esos criterios evaluativos, no es más que contextualizar la evaluación. Esta evaluación debe reconocer la historia, contexto, cultura y problemáticas del entorno en el que se está impartiendo la educación. Ahora también el proceso evaluativo es un trabajo mancomunado en el que deben participar varios de los actores sociales y entre ellos uno de los más importantes son los maestros. Los maestros quienes están al frente de este proceso de enseñanza debemos ser los observadores e investigadores de este proceso con la finalidad de mostrarle al mundo las consecuencias de la estandarización, debemos ser nosotros quienes implementen estas evaluaciones contextualizar de manera eficiente y mostrar esta nueva visión de la evaluación para la sociedad.
Los estudiantes son el motor inicial de la educación, son la razón por la que las instituciones educativas se mantienen en pie por lo que es lógico que se espere por brindarle una educación integral y significativa a ellos. Y no hablamos de un proceso en donde solo ellos se estén beneficiando si no que estos son nuestros jóvenes, quienes edificaron nuestro país, quienes son el futuro de nuestra sociedad y quizás la única salida de las largas décadas de violencia indiscriminada que día a día se vive en el país, nosotros solo planteemos las semillas para ellos, es nuestro deber ofrecerles lo mejor porque solo ellos ¿es nuestra salida?
En conclusión, la educación no debe ceñirse a un modelo económico, pues la educación no es algo que se pueda medir como objetos o mercancías que van a ser comercializadas. La educación resulta ser algo más profundo y con un fin de ser revolucionario, es el proceso al cambio que tantos vivimos buscando. Debemos repensar los criterios evaluativos actuales e innovarlos por aquellos que estén diseñados para responder a las necesidades que dictan las regiones de este país. Debemos avanzar como sociedad y este es uno de la primeras escalafones que debemos superar, no se puede permitir que el sistema educativo se quede estancado y los perjudicados sea la sociedad. La educación permite cambiar, permite evolucionar y sobre todo nos permite pensar. Este ejercicio hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura en Procesos Curriculares con estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico (I-2025).