Ataques con explosivos en Cauca, secuestros en Bolívar, enfrentamientos en Catatumbo y bloqueos en Chocó agravan la crisis de seguridad. La Defensoría del Pueblo emitió alerta roja ante la posible expansión del conflicto.
La crisis de seguridad en Colombia se intensifica con una serie de ataques, secuestros y bloqueos en distintas regiones del país. En el sur del Cauca, un ataque con explosivos dirigido contra militares dejó un saldo de cinco uniformados muertos y 16 heridos en la vía que conecta a Patía con Balboa. Este atentado, atribuido a grupos armados ilegales, se suma a la creciente violencia en la región.
En el municipio de Bolívar, Cauca, un grupo armado secuestró a Stiven Quiñónez, un soldado en servicio activo, y a su pareja, Milena Astudillo, en la zona rural de Guachicono. Según testigos, los jóvenes fueron interceptados por hombres armados mientras participaban en una competencia de motociclismo.
La violencia también golpea el Catatumbo, donde continúan los enfrentamientos entre las disidencias de las Farc y el ELN en la zona rural de Tibú, generando desplazamientos y temor entre los habitantes. Mientras tanto, en Quibdó, Chocó, los bloqueos en las principales vías y las extorsiones a transportadores han provocado un severo desabastecimiento de alimentos.
En el Cesar, la comunidad de Aguachica vivió momentos de pánico tras un asalto a un banco. Los delincuentes escaparon en motocicletas y son buscados por las autoridades. En Santa Rosa del Sur, Bolívar, el Ejército neutralizó a un presunto miembro del Clan del Golfo durante una emboscada y decomisó material de guerra.
La crisis humanitaria también se refleja en Anserma, Caldas, donde decenas de familias desplazadas han llegado desde Risaralda debido a la creciente presencia de grupos armados ilegales.
En otro hecho preocupante, disidencias armadas asaltaron y robaron camiones cargados con pollos vivos en zona rural de Jamundí, dejando a los conductores a la deriva. Finalmente, en Barrancabermeja, el Senado citó al Ministro de Defensa a una reunión de seguridad, mientras la Defensoría del Pueblo emitió una alerta roja ante el riesgo de expansión de la violencia a otros municipios del departamento.
Esta nueva ola de violencia refleja la profunda crisis de seguridad que atraviesa Colombia, alimentada por la fragmentación de grupos armados ilegales que operan sin control en varias regiones. La combinación de atentados, secuestros, enfrentamientos entre grupos rivales y bloqueos en zonas clave demuestra la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad de los ciudadanos en algunas áreas del país.
La Defensoría del Pueblo y otras instituciones han emitido alertas sobre la expansión de esta violencia, lo que pone en evidencia la creciente vulnerabilidad de las comunidades y la necesidad urgente de un fortalecimiento de las políticas de seguridad y una respuesta efectiva ante la creciente amenaza de estos actores armados.
La crisis no solo afecta la vida cotidiana de los colombianos, sino que también retrata la lucha constante entre el crimen organizado y las autoridades por el control de territorios estratégicos, dejando a los civiles atrapados en medio de este conflicto.
Y.A.