Por: Carmelo Valle Mora
La decisión de la Superintendencia de Sociedades (Supersociedades) de denegar la venta de Monómeros a la empresa Nitrofert es una noticia que merece ser celebrada, pero también analizada con ojo crítico. Esta resolución, tomada tras una revisión exhaustiva de los documentos presentados, no solo protege a una empresa clave para el sector agropecuario colombiano, sino que también evita un posible desmembramiento de un activo estratégico que, aunque de origen venezolano, ha echado raíces profundas en el territorio nacional.
Monómeros, actualmente bajo el máximo grado de supervisión denominado «control», es una empresa que no puede ser manejada a la ligera. Su importancia trasciende las fronteras de lo comercial: es un pilar para la producción agrícola y un generador de empleo en un momento en el que la estabilidad laboral es más crucial que nunca. La negativa de Supersociedades a autorizar su venta se basó en tres argumentos contundentes: la falta de garantías para preservar su operatividad, la insuficiente claridad en la información presentada y la ausencia de beneficios demostrables para la empresa. Estos motivos reflejan una decisión técnica y responsable, alejada de intereses particulares o presiones externas.
Sin embargo, esta victoria no debe ser vista como un punto final, sino como un punto de partida. Monómeros necesita más que medidas reactivas; requiere un blindaje integral que la proteja de futuros intentos de desestabilización o venta bajo condiciones desfavorables. Es imperativo que el Gobierno y las entidades de control trabajen en conjunto para fortalecer su estructura, garantizar su autonomía y asegurar su sostenibilidad a largo plazo. No basta con evitar su desmembramiento; hay que construir un futuro en el que Monómeros siga siendo un motor de desarrollo para el agro colombiano.
Esta decisión es, sin duda, un triunfo para Colombia. Refleja la importancia de defender lo que funciona y de priorizar el interés colectivo sobre las ambiciones individuales. Pero también es un recordatorio de que la protección de activos estratégicos no puede depender de decisiones aisladas. Monómeros merece un plan de acción claro y contundente que la blinde de cualquier amenaza futura. Hoy celebramos, pero mañana debemos actuar.