Milei visita Bahía Blanca tras el devastador temporal que dejó 16 muertos

Seis días después de la feroz tormenta que azotó Bahía Blanca, el presidente de Argentina, Javier Milei, llegó este miércoles a la ciudad sin anuncio oficial. El mandatario busca evaluar en persona los daños y coordinar las medidas de asistencia a los damnificados.

El temporal dejó un saldo de 16 fallecidos, más de 100 personas desaparecidas, 1.700 evacuados y cuantiosas pérdidas materiales. Las autoridades han trabajado en la búsqueda de desaparecidos y en la reconstrucción de las zonas más afectadas.

Acompañado por su hermana Karina Milei, la secretaria General de la Presidencia, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el presidente se reunió con el ministro de Defensa Luis Petri, quien ya se encontraba en el lugar, y con el intendente bahiense Federico Susbieles.

CRÍTICAS Y RECLAMOS DE LOS AFECTADOS

La llegada de Milei no pasó desapercibida. Vecinos afectados se congregaron en distintos puntos de la ciudad para exigir ayuda y reclamar mayor presencia del Gobierno en la emergencia. El presidente, escoltado por un fuerte operativo de seguridad y efectivos del Ejército, evitó contacto directo con los manifestantes, en un contexto de creciente malestar por la lenta respuesta estatal.

Días atrás, la ministra Patricia Bullrich y el ministro Luis Petri también fueron increpados por damnificados que exigían asistencia inmediata tras perder sus hogares y pertenencias.

En respuesta a la crisis, el Gobierno Nacional dispuso el envío de 10.000 millones de pesos (aproximadamente 9,2 millones de dólares) para la reconstrucción de la ciudad. Sin embargo, el gobierno de la provincia de Buenos Aires advirtió que los daños totales ascienden a 400.000 millones de pesos (unos 368 millones de dólares), lo que pone en duda si la ayuda será suficiente.

La tormenta de la semana pasada dejó una huella de destrucción en Bahía Blanca, y la recuperación de la ciudad será un proceso largo. La presencia de Milei en la zona refleja la magnitud de la tragedia, aunque la incertidumbre sobre la respuesta gubernamental sigue generando inquietud entre los damnificados.