Las regiones y sus representantes

Por Orlado Andrade Gallardo

La estructura de los poderes en Colombia está bien concebida en materia organizativa y cada región tiene sus voceros en el gobierno, el poder judicial y legislativo, pero la gran mayoría del país cuenta con representantes en la Cámara y curules en el Senado para que gestionen  recursos y sirvan de intermediario entre la administración central y local, pero estas premisas no se cumplen. 

Los congresistas deben ser los auténticos líderes de la comunidad, elegidos por el voto popular, su función principal es  buscar el bienestar de sus gentes y evitar que padezcan necesidades por los malos servicios públicos, desempleo, hambre y vías para su movilidad, entre otros. ¿Será que cumplen con sus funciones? La mayoría  delega esta dignidad a líderes comunales, que la ejercen sin ninguna contraprestación y asumen ese rol por su vocación de servicio y el riesgo de ser asesinados por los enemigos de la patria. En Colombia es común observar estos fenómenos sociales en las diferentes zonas del país, y continuarán presentándose, hasta que los verdaderos representantes del pueblo no asuman su responsabilidad de defender a quienes lo eligieron.   

En la mayoría de las regiones del país el fenómeno es evidente, en algunas más que otras y como ejemplo tomaremos unas cuantas. En Norte de Santander  desde décadas los problemas de orden público no cesan y los conflictos sociales permanentes, con asesinatos, narcotráfico, corrupción,  guerrilla y bandas criminales. En  ese hermoso departamento docenas de personajes nacidos en esa localidad han ocupados altos cargos en el gobierno central, no solo como legisladores, sino como  ministros con chequeras, directores de institutos con poderes de decisión, pero sin voluntad política y menos administrativo para que el gobierno central llegue a sus comunidades. En el Chocó, desde siempre ha tenido representación en los tres poderes, el último fue funcionario de confianza del actual gobierno y canciller con gran trayectoria política y diplomática, igualmente sus gentes están  ahogadas de problemas, e ignoran que su posición lo lograron con el apoyo de sus comunidades. En La Guajira, el eterno problema que los dineros no llegan a su destino, siempre ha tenido parlamentarios en el Congreso y cuotas burocráticas con poder de decisión y chequera abultadas y los problemas no cesan en todos los sectores. En Sabanalarga hay muchas obras por construir para que esa rica población que merece mayor atención, logre  su desarrollo agroindustrial por sus maravillosas tierras fértiles y abundante en agua,  continúa sin atención desde la época de Hernán  Berdugo.  El municipio tiene una extensa historia de funcionarios que ocuparon altos cargos en el ejecutivo, legislativo y poder judicial, actualmente el presidente del Senado es nativo de allí y con más de 30 años de experiencia parlamentaria con mucho verbo, pero pocas acciones, los atlanticenses desconocen qué obras y proyectos ha ejecutado. Todos estos ejemplos deben servir para analizar cómo debemos actuar en las futuras elecciones. Las entidades territoriales son la estructura jurídica, política y social del Estado, su competencia administrativa como  municipio y departamento tienen la responsabilidad de administrar y defender los bienes públicos y las necesidades de su comunidad. Las fuentes de financiamiento municipal y departamental provienen de los recursos e ingresos corrientes de la nación por concepto tributario, multas y contribución y los de capital conformado por créditos, ventas de activos y resultados a favor que arroje el balance del tesoro el año anterior y los otros recursos provienen del sistema tributario local. Con estos ingresos bien administrados pueden adelantarse buenas obras

Con frecuencia y la dinámica de progreso social de la humanidad los recursos asignados a los territorios no alcanzan para inversión comunitaria y obras de urgencia, especialmente cuando suceden desastres por fenómenos naturales y los alcaldes tienen que acudir al gobierno central y quienes deben gestionar estos recursos son sus representantes, pero no sucede así. Igualmente la población aumenta cada año y las inversiones en educación, salud y saneamiento básico se incrementan, lo que requiere más presupuesto que deben gestionar sus representantes en Bogotá, pero muchos de ellos ignoran el compromiso. El liderazgo político y social es práctico y coyuntural, que se requiere en forma inmediata por las calamidades que se presentan en sus comunidades, y es ahí donde  congresistas, ministros y altos funcionarios del área afectada deben actuar con sus influencias, de lo contrario pueden considerarse como figura decorativa y convidados de piedra.