Homenaje a la mujer en su día

Por: Eurípides Castro Sanjuán
Doctor en Ciencias PolíticasDocente Universitario

Como diría el maestro Javier Munera Oviedo: ¡¡¡Enhorabuena!!! Una gran exaltación gozosa se apodera de mí en su día universal, pensando, Amigas mías, que toda obra social que la mujer emprenda, toda actividad generosa que las haga traspasar por un momento la guardarraya y los linderos encantados de su propio hogar, acercarse a la vida, ponerse en situación de comprenderla, de darse cuenta de que hay un más acá, un más allá, y un más arriba o abajo; que existen fuentes de esperanzas, de fortalezas y también hechos de injusticias tremendas o de tristezas y durezas insospechadas, lejos de hacerlas perder feminidad a su espíritu, les aumentará, ensanchándoles el corazón a medida que elaboran su conocimiento lleno de insomnios en su labor como abuelas, madres, esposas, hijas y emprendedoras.

Por saber más, una mujer no es menos mujer; por tener más conciencia y más voluntad no es una mujer menos mujer. Por encontrarse llena de una capacidad inmensa de trabajo y de interés y compromiso por todos los estamentos de la vida, no es una mujer menos mujer. Por haber adquirido medios para defenderse y defender a sus hijos, rallando en la complicidad controlada, sin otra ayuda que su esfuerzo y verraquera, no es una mujer menos mujer. Todo lo contrario, puesto que todo ello, ciencia, conciencia, voluntad, capacidad, compromiso, cultura o cultivo intelectual o académico, no puede dar de sí más que perfección de su naturaleza, no un cambio de esa naturaleza sutil, delicada, resiliente y tolerante.

Es decir, cuanto más perfecta llegue a ser, más mujer será. Y aunque el amor pase a su lado en un pequeño instante, y aunque la maternidad pese sobre ella, y aunque la plata de sus canas parezca coronar su cabeza, siempre habrá sido ídolo, habrá sido madre, habrá sido vida, habrá sido verdad porque ha contribuido con la grandeza de la humanidad y sobre todo, ha confirmado la inmensidad del creador.

La mujer, por tanto, es el verdadero ser hecho a semejanza de Dios, porque, como Él, es la única que puede dar a luz nuevas vidas. Son las que han defendido calladas a ultranza la libertad, no solo de su género, sino de los pueblos emancipados por su insistencia y resiliencia. Mujeres pensantes al estilo de Mafalda, osadas y al parecer con superpoderes, como la “Mujer Maravilla”, siempre blandiendo ideales apasionados sin retruques como Policarpa Salavarrieta, dulce, inteligente y exenta de poses prepotentes como Irene Vallejo.

Mujeres, sigan el perfecto orden que han abierto y descrito, aunque pareciera incoherente con posturas de los nuevos colores del tiempo, continúen prodigando el amor, la entrega, los códigos de amistad y los elementos de la defensa de la vida misma. El horizonte es vuestro, el futuro lo siguen construyendo ustedes, porque nuestra especie sin su aporte se extinguiría. Deviene entonces que mantengan levantada la cabeza y miréis la inmensidad del cielo, para que beban de esa fuente, no solo con los ojos, sino con el alma a la caricia del limpio y nuevo azul, y nos guíen a los hombres a las riberas del suspiro y del soñado jardín de los tiempos y nos conduzcan con su aroma de azahares.

Eurípides Castro Sanjuán.
euripidescastro@hotmail.com