La legendaria figura de Joselito Carnaval simboliza la pasión, el desenfreno y la tradición del pueblo barranquillero, siendo el protagonista del cierre de las festividades con su emblemático entierro.
En el vibrante corazón de Barranquilla, donde el río Magdalena besa al mar Caribe, cada año resuena una celebración que trasciende el tiempo y las generaciones: el Carnaval de Barranquilla. Entre danzas, músicas y colores, emerge una figura que encapsula la esencia misma de esta festividad: Joselito Carnaval.
La leyenda de Joselito es una amalgama de historias y tradiciones que reflejan el espíritu indomable del pueblo barranquillero. Se dice que Joselito era un hombre alegre y fiestero, que esperaba con ansias la llegada del carnaval para entregarse al jolgorio sin medida. Durante los días de celebración, desaparecía de su hogar, sumergiéndose en una vorágine de música, baile y alegría desbordante. Al concluir el carnaval, exhausto y embriagado de felicidad, era encontrado tendido en las calles, simbolizando la culminación de la fiesta.

Otra versión apunta a que Joselito encarna a aquellos que, durante el carnaval, viven intensamente cada momento, olvidando las penas y preocupaciones cotidianas. Su «muerte» al finalizar el carnaval representa el retorno a la realidad, dejando atrás la fantasía y el desenfreno de los días festivos. Esta dualidad entre la vida y la muerte, la alegría y la tristeza, es una metáfora poderosa de la condición humana y de la capacidad del carnaval para ofrecer una válvula de escape a las tensiones de la vida diaria.
El martes de carnaval, conocido como el «Entierro de Joselito», es una de las tradiciones más arraigadas y emotivas de Barranquilla. En este día, las calles se llenan de cortejos fúnebres cargados de teatralidad y sátira. Un ataúd, que puede contener a una persona real o a un muñeco que representa a Joselito, es llevado en procesión por las calles, acompañado de «viudas» desconsoladas que lloran su partida. Estas viudas, a menudo interpretadas por hombres disfrazados de mujeres, añaden un toque de humor y crítica social al evento. La procesión es seguida por músicos y danzantes que, entre llantos fingidos y risas, rinden homenaje al espíritu festivo de Joselito.
El Carnaval de Barranquilla, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, encuentra en Joselito una figura central que encapsula su esencia. Su historia y simbolismo son un recordatorio de la importancia de la alegría, la comunidad y la tradición en la cultura barranquillera. Cada año, al enterrar a Joselito, el pueblo no solo despide al personaje que personifica la fiesta, sino que también renueva su compromiso con la vida, la celebración y la resiliencia cultural.
Y.A.