Desde su creación en 1903 por el general Heriberto Vengoechea, la Batalla de Flores se ha consolidado a Barranquilla como una ciudad innovadora, entusiasta y pacífica.
El Carnaval de Barranquilla, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tiene en su corazón la emblemática Batalla de Flores, un desfile que este año conmemora su 122 aniversario.
Este evento, que se lleva a cabo el sábado de carnaval, marca el inicio oficial de las festividades y es considerado el acto central y más esperado de la celebración.
La Batalla de Flores fue instaurada en 1903 por el general Heriberto Vengoechea, con el propósito de conmemorar la finalización de la Guerra de los Mil Días, conflicto que afectó profundamente al país a finales del siglo XIX y principios del XX.
Este acontecimiento sitúa a Barranquilla en la historia mundial como una ciudad innovadora, entusiasta y pacífica, capaz de transformar una experiencia traumática en una expresión cultural vibrante.
Originalmente, la Batalla de Flores consistía en un paseo por el antiguo camellón Abello, hoy conocido como paseo Bolívar. Dos bandos, conformados por familias prominentes de la ciudad, se enfrentaban en un juego amistoso donde se lanzaban «serpentinas, confetis, flores naturales y perfumes» durante un recorrido que daba cuatro vueltas a la manzana. Este juego culminaba con un gesto de reconciliación, donde ambos grupos se unían para celebrar en el teatro Emiliano Vengoechea.
Con el tiempo, la Batalla de Flores ha evolucionado y crecido en magnitud. Actualmente, se lleva a cabo en la Vía 40, tras haberse realizado en años anteriores en lugares como la avenida Olaya Herrera, la carrera 43 y el paseo de Bolívar.
El desfile cuenta con la participación de carrozas elaboradas con diseños innovadores y coloridos, acompañadas por agrupaciones musicales que animan al público con ritmos tradicionales y contemporáneos. Los espectadores, que en sus inicios observaban de pie, ahora disfrutan del evento desde sillas y palcos especialmente habilitados, mejorando la experiencia visual y de comodidad.
La Batalla de Flores no solo representa la riqueza cultural y la tradición de Barranquilla, sino que también simboliza la capacidad de la ciudad para reinventarse y adaptarse a los cambios, manteniendo viva su esencia festiva y acogedora.
Este desfile es un testimonio de la innovación cultural y el espíritu comunitario que caracteriza a Barranquilla, consolidándola como un referente de entusiasmo y paz en el escenario nacional e internacional.
Al celebrar sus 122 años, la Batalla de Flores reafirma su lugar como el alma del Carnaval de Barranquilla, invitando a locales y visitantes a ser parte de una tradición que ha sabido mantenerse fiel a sus raíces, mientras abraza la modernidad y la diversidad cultural.
Y.A.
