Esther Forero y la historia real de hoy, la Guacherna

Hace algún tiempo, el investigador cultural Álvaro Suescún, hablaba sobre los orígenes de la tradicional Guacherna que desde 1972, viene celebrándose en Barranquilla, ocho días antes del Carnaval. Contaba Suescún -en abierta contradicción con quienes afirman que tal fiesta tuvo sus orígenes en Cuba- que Esthercita Forero "vivió en su niñez ese evento en el barrio Abajo y decidió rescatar la tradición".

La Guacherna no nació en Cuba como afirman muchos. Esa fiesta la vio Esther Forero en su infancia en el barrio Abajo y alguna vez, asistiendo a uno de estos festivales nocturnos en la Isla, recordó que en Barranquilla ya se hacían, pero que era una costumbre olvidada. Decidió revivirla

Recordando a Esthercita Forero, la inolvidable Novia de Barranquilla, hoy, cuando se cumple un aniversario más de su partida

Hace algún tiempo, el investigador cultural Álvaro Suescún, hablaba sobre los orígenes de la tradicional Guacherna que desde 1974, viene celebrándose en Barranquilla, ocho días antes del Carnaval.  Contaba Suescún -en abierta contradicción con quienes afirman que tal fiesta tuvo sus orígenes en Cuba- que Esthercita Forero «vivió en su niñez ese evento en el barrio Abajo y decidió rescatar la tradición».

-En esa época, gente venida de esa región se aglomeraba de noche en las esquinas para salir luego haciendo bullaranga por las calles, tomando y bailando, sin rumbo fijo- comentaba Suescún

-Ella había logrado conseguir que se vinculara el espectáculo de la Guacherna en el Carnaval después de 16 años de estar permanentemente insistiendo que esto le vendría bien a las fiestas. Ella lo había visto y lo vivió en Santiago de Cuba una noche de Carnaval a la que fue invitada a participar en la Conga de Arrollar. Observó que era lo mismo que ella había vivido en el Barrio Abajo cuando grupos de integrantes ‘jacarandosos’ se reunían con fondos musicales de la música tradicional a hacer las particulares ‘bullarangas’ con los que festejaban la llegada del Carnaval- señala el investigador Suescún.

Varios años atrás, mi madre, la educadora Olga Pérez de Sánchez -quien falleció el 20 de julio de 2019- y doña Ofelina Vergara, esposa del reconocido futbolista Romelio Martínez, conversaban sobre el tema pues ambas, habían conocido a Esthercita Forero en el Colegio Americano.

Según ellas, Alfredo de la Espriella -y la propia Esthercita- para esos años años entre 1920 y 1940, la música de la región, la música costeña estaba proscrita de los clubes sociales.

-Allí -contaba Alfredo- sólo se escuchaban y se bailaban los aires musicales provenientes de Europa, popularizados por la radio cubana y el cine mexicano. La música nuestra estaba prohibida y sólo se escuchaba y se bailaba en la periferia, en los barrios y en las fiestas populares.

Por tal motivo los aires folclóricos de la región sólo estaban circunscritos a estas fiestas que se hacían en los diferentes barrios, donde, desde luego, los instrumentos musicales autóctonos eran los principales animadores.  

Estos instrumentos son los de percusión,  el tambor, alegre, llamador y tambora; los de viento, la flauta de millo, las gaitas macho y hembra, y la llamada gaita corta, llamada también machihembrada y los agitados o sacudidos, que son las maracas y el guache. 

Es este último el que al final, le dio el nombre a la Guacherna. Según contaba doña Ofelina Vergara, los jóvenes de las clases altas, atraídos por los pintorescos y llamativos sonidos del porro, la cumbia, el mapalé, los chandés y demás, muchas veces abandonaban los clubes sociales para irse a escondidas a estas fiestas de los marginales, y desfilar en las calles de un barrio donde aún no se conocía la luz eléctrica, alumbrados por faroles.

Las damas de la alta sociedad, decían entonces que los caballeros, se habían ido para «esas fiestas de guaches», aludiendo al nombre del instrumento musical y quizá también refiriéndose manera un tanto despectiva al tipo de personajes que organizaban aquellos desfiles.  

-Sí, eso lo que es es una fiesta de guaches…Una Guacherna- cuenta doña Ofelina que era como se referían tales damas a esas festividades nocturnas a base de música, trago y faroles.  

Por eso tal vez, el término Guache, se convirtió en sinónimo de gente de poca instrucción, de maneras toscas y de comportamientos muchas veces reñidos con la etiqueta y con las llamadas «buenas costumbres».  

Esa tradición de la Guacherna, desaparece pronto en Barranquilla, quizá porque la música costeña, la nativa de la región, fue poco a poco entrando en los grandes círculos y a finales de la década del 30. el Maestro Pedro Biava la vistió de frac, presentándose al Jardín Águila con su orquesta arreglos de porros y dos estupendos cantantes: Carmencita Pernett y Humberto «Chichi» Meyer. En la trompeta, estaba Pacho Galán. 

Esta irrupción de la música popular en los escenarios de lujo de la ciudad y en los más modestos y el advenimiento de la energía eléctrica a la población, hizo que poco a poco la Guacherna fuese cayendo en el olvido, del que se salvó gracias a Esthercita Forero, quien luego de una lucha titánica, logró que la costumbre renaciera en ese año de 1974…

[Fuente: tomada de pepecomenta.com]