La capital de Norte de Santander, Cúcuta, vive una jornada de terror tras la explosión de otro artefacto en un CAI del barrio San Rafael, que deja un policía herido.
Este atentado se suma a una serie de explosiones registradas en las últimas horas, entre ellas un ataque en el peaje de Villa del Rosario, lo que ha desatado una creciente preocupación en la región.
El secretario de Seguridad de Norte de Santander, George Quintero, confirmó que la explosión en San Rafael ocurrió en la mañana de hoy en una zona de alto tráfico, cercana a instituciones educativas. «Lamentable la situación. La Gobernación ofrece hasta $100 millones por información que conduzca al esclarecimiento de estos hechos terroristas», indicó el funcionario en una entrevista.
Una ola de atentados en Cúcuta
Los atentados comenzaron la noche anterior, con varias explosiones en puntos clave del área metropolitana, incluyendo un CAI en el centro de Cúcuta y un edificio en construcción que sería el futuro Comando de Policía de Villa del Rosario. El peaje de Villa del Rosario fue destruido por un carro bomba.
Aunque las investigaciones siguen en curso, las autoridades apuntan al ELN como responsable de los ataques, dada su presencia en la región. «Todo apunta al ELN», afirmó Quintero, quien también anunció la realización de un Consejo de Seguridad para evaluar la situación.
Operativos en marcha y seguridad reforzada
Tras la explosión más reciente, unidades especializadas en explosivos y equipos de emergencia se desplazaron al lugar para asegurar la zona. «Hay una persona herida en el sector del CAI afectado. Estamos realizando un barrido con la Policía y el Ejército», explicó el secretario de Seguridad.
La situación ha obligado a las autoridades a desplegar unidades especiales del Ejército y la Policía, y a realizar patrullajes aéreos con helicópteros Arpía para reforzar la seguridad en puntos críticos.
Cúcuta en máxima alerta
Con los recientes ataques, Cúcuta se encuentra en estado de máxima alerta. La ciudad, ya afectada por la violencia proveniente de la región del Catatumbo, ahora enfrenta una nueva ola de terror que pone en peligro la estabilidad y seguridad de sus habitantes. Las autoridades han intensificado las medidas de seguridad y los patrullajes, mientras la comunidad espera respuestas ante esta creciente amenaza.
