El ‘papá Pitufo’ y el contubernio con la DIAN

Por: Orlando Andrade Gallardo

El contubernio de Diego Marín Buitrago alias ’Papá Pitufo’ con la Dian tiene enredado al gobierno por el grado de corrupción y los personajes involucrados  en semejante entramado, que desde siempre ha existido y ningún gobierno ha podido superar. 

El problema no es nuevo y para los gobiernos es una papa caliente por su complejidad que apunta a los impuestos tanto de patrimonio, importación e IVA, que la ciudadanía trata de evadir bajo cualquier artimaña, especialmente cuando son demasiado onerosos. Diego Marín es un personaje según la prensa,  tiene el control aduanero del país, transitaba por los puertos marítimos y aeropuertos con tanta facilidad para contrabandear mercancía, que las autoridades aduaneras no lo notaban y menos controlaban. Se dice que sus tentáculos eran por lo alto, con generales de la República, jefes de aeropuertos y puertos, funcionarios de alto nivel en la administración y todas las personas que intervienen en la inmensa cadena de trámites en importación y exportación. Sus tentáculos tenían cobertura para infiltrar campañas políticas de alcaldes, congresistas y hasta de presidentes, como el caso de Gustavo Petro, que pretendió filtrarlo con 500 millones de pesos, que fueron detectados y devueltos con suficientes pruebas, pero el  canal de Tv, propiedad del zar de las gaseosas, persiste que fueron recibidos. El personaje de marras se encuentra próximo a la extradición a Colombia desde Portugal, para que declare y  podamos conocer los nombres de los corruptos que aprovechando su posición dominante  traicionaron a la patria. Para la opinión pública es importante que las autoridades judiciales informen los resultados de las indagaciones.

Personajes como  alias ‘Papá Pitufo’ siempre han existido en los medios gubernamentales donde se mueven los grandes capitales del Estado e infortunadamente esos recursos no tienen dolientes para cuidarlo, como es el caso de las Aduanas y la oficina de impuestos al patrimonio. Señalar los funcionarios que están delinquiendo es atrevido, porque requiere de investigación al más alto nivel por el apoyo de sus padrinos políticos que los respaldan en el entramado de corrupción y desvían las investigaciones. Las alcabalas, hoy Aduanas, existen desde la época de la colonia y la clase dominante trata de mantener el control por los grandes intereses que mueve la institución, lo que genera poder y dinero fácil. Al sector empresarial facilita importar sus productos pagando bajos aranceles, declarando menos precios, posición arancelaria del mismo capítulo pero con el mínimo arancel, en fin, existen varias fórmulas en el contrabando técnico que aprovechan los contrabandistas como Marín, por los filtros y ranuras que tiene el sistema aduanero.

El presidente Petro solicitó a los organismos de control que conformen con sus similares de otros países un grupo de investigadores elite, para que les cierren el paso a los contrabandistas y narcotraficantes.  El jefe de Estado solicitó que Marín y sus socios deben ser investigados por la Fiscalía General  de la Nación hasta las últimas consecuencias y la red de corrupción en las aduanas del país. Algunos importadores defienden el contrabando técnico alegando que los gobiernos son demasiado exigentes en los trámites aduaneros, solicitan certificaciones que no son fácil conseguir en corto tiempo, gravámenes altos que los márgenes de utilidad son pocos y acuden al ilícito. Nada de esto tiene justificación, los importadores tienen sus voceros en los gremios que pueden plantearle al gobierno una solución y dejar de criticar sobre cosas banales e insulsas que generan enfrentamientos irracionales con perjuicio para el país.

Los problemas  de corrupción  se acrecentaron por la fusión Aduana-Impuestos Nacional, originando la Dian, entidades aparentemente iguales por recaudar impuestos pero con funciones distintas, una es comercio exterior y la otra gravar el patrimonio, lo que fue un error, pero exigido por el neoliberalismo a César Gaviria Trujillo presidente de la época para reducir el tamaño de la burocracia y ejercer mayor control.  La Aduana encargada del comercio exterior,  son  actividades mucho más sensibles que requieren protocolos para su buen funcionamiento, si observamos de cerca ambas dependencias, hay diferencias que exigen mayor control por tratarse de relaciones internacionales, por eso se llama comercio exterior. Los tributos son más local y podemos dirimir en nuestro territorio, el otro no. Para los expertos en la materia  acabar con la fusión podría facilitar mayor control para las autoridades y detectar rápidamente las mercancías que dejan de pagar aranceles y los ciudadanos que no pagan sus impuestos de patrimonio.