Según recientes encuestas, seis de cada diez colombianos desaprueban la forma como se están enfrentando los problemas de la salud y piensan que la calidad sigue empeorando. De acuerdo con este sondeo, la opinión pública le pasa una cuenta de cobro al Gobierno por una crisis que no ha hecho más que profundizarse con el correr de los años. Como ya lo habíamos expresado, consideramos que los cambios –de la reforma que está en trámite– deben ser estructurales dentro de un debate que se inicie desde un objetivo prioritario que consiste en crear un modelo positivo, que resuelva uno de los problemas más graves de Colombia en la actualidad, como lo es la prestación del servicio de salud. Una vez más, como confirmación de los hechos que a escala nacional se siguen presentando, la salud continúa en medio de la polémica, por las irregularidades que en su interior se están detectado últimamente. Pese a los argumentos que quieran formularse en defensa de los servicios que prestan las E.P.S., creadas desde 1994 con la entrada en vigencia de la Ley 100 de 1993, lo cierto es que se ha vuelto costumbre y necesario acudir a los jueces para que se efectúen las peticiones de los afiliados. Siempre hemos dicho que Colombia es un país de paradojas y una de ellas es su sistema de salud, que elogiado e imitado en otras naciones, está al borde del colapso por la insatisfacción que generan entre sus usuarios, algunas –no todas–Empresas Promotoras de Salud- E.P.S. Ciertamente, Colombia nunca había tenido índices tan altos de cobertura en salud, ni destinado tantos recursos para financiar este sector. Las reformas y los cambios del sistema de salud para la gente de estratos bajos de Colombia, más que todo deberá introducirse en los requerimientos para la formación de los profesionales de la medicina, para que el servicio que ofrezcan sea más humanizado en algunos casos. Es que la prestación de la atención en salud no se puede pensar solo con el bolsillo, y la ciencia que es universal e infinita, debe servir a todos lo colombianos, sin importar la raza, condición social, edad, sexo o creencias religiosas, es decir existe la necesidad urgente de humanizar la medicina para la mayoría de colombianos. Lo indispensable es que se le brinde la oportunidad a millones de personas pertenecientes a los estratos bajos, es decir de escasos recursos económicos, para que así estos puedan llegar a un consultorio médico y ser atendidos por un facultativo, de manera oportuna. Que existan más recursos para la salud y oportunidades para los menesterosos, es algo que para nosotros en LA LIBERTAD es de mucha importancia, en este caso la clase política y los dirigentes de distintas índoles, no sólo deben velar porque así ocurra, también es necesario trabajar por lograrlo, deponiendo intereses personales y politiqueros, frente a los que atañen a la ciudadanía en general. Al parecer, todas las partes tienen razones para justificar sus falencias, pero muy pocos aceptan que no han hecho lo suficiente para que el actual modelo se traduzca en una población satisfecha con los servicios que recibe. De ahí la gran expectativa existente en la actualidad en todo el territorio colombiano.
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