Por: Alberto Peña Pérez
Mucho se ha hablado recientemente sobre la histórica disputa de los límites entre la Ciudad Intermedia de Puerto Colombia y el Distrito de Barranquilla, partidarios de cada bando, han manifestado diferentes teorías, algunas muy cimentadas desde el punto de vista académico e histórico, y otras nacidas de historias fantasiosas, seguramente motivadas por un clasismo social, muy característico de áulicos que pregonaban gozosos, que en menos de 15 días, su lugar de habitación cambiaria de municipio a Distrito automáticamente.
La única realidad palpable, como lo anticipé en diferentes medios de comunicación, es que el fallo de segunda instancia del Consejo de Estado, únicamente se limitó a dejar sin efectos la Ordenanza 000075 de 2009, eso quiere decir que nuevamente se hace necesario redefinir cual es la línea fronteriza entre Barranquilla y Puerto Colombia, determinando con claridad que no será la Asamblea Departamental del Atlántico, quien tienen la competencia, sino el Congreso de la República, a través de sus Comisiones de Ordenamiento Territorial de Senado y Cámara, y lo cual una vez definido, deberá expedirse una Ley de la República, que zanje esta disputa, que viene de los años 1800.
Aquí es importante mencionar que el Alcalde Char, seguramente informado por sus asesores, manifestó su complacencia en el fallo, y mencionó que quedaba en vigor, “la ley 30 de 1913”, cometiendo una doble imprecisión en esta afirmación, primero porque el acto jurídico no es una Ley, sino también otra ordenanza que expidió la Asamblea Departamental en ese año, y segundo porque dicha Ordenanza, actualmente es inaplicable por que volver jurídicamente a ella, segregaría de contera el departamento en dos provincias, la de Barranquilla y la de Sabanalarga, e inmediatamente todos los otros 21 municipios restantes quedarían subsumidos y repartidos entre estas dos capitales.
Por su parte, el Acto Legislativo 01 de 1993, no señaló limites puntuales, pero le sustrajo a los porteños el Corregimiento de La Playa, que hasta entonces le había pertenecido a Puerto Colombia, y lo que indudablemente ratifica la hegemonía sobre la expansión territorial hoy en disputa, que deberá ser ratificado por las Comisiones de Ordenamiento Territorial, con apoyo, sí así lo requiere del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), resaltando en todo caso, que la competencia prevalente siempre será la del Congreso.
Lo cierto hoy, es que esta no será una disputa fácil para ninguna de las partes, Barranquilla, la gran hermana mayor, poderosa e imponente, casa de la selección y del carnaval, seguramente con la revisión de los trazados limítrofes, topográficos e históricos, deberá reconocer que le corresponde a Puerto Colombia, estos territorios. Y los porteños nativos y de corazón, podrán seguir trabajando en convertir a esta hermosa ciudad en el gran atractivo habitacional, educacional, turístico e histórico, tal como reza su visión a 2030.
ALBERTO PEÑA PÉREZ
Magister en Derecho
Universidad Nacional de Colombia
appabogadoscolombia@gmail.com