La prolongada sequía en el departamento de Bolívar ha desencadenado una crisis sin precedentes, dejando miles de familias afectadas y causando graves pérdidas en el sector agrícola. La falta de lluvias, que se ha intensificado desde enero, ha generado incendios, desabastecimiento de agua y daños en viviendas e infraestructura.
Según reportes oficiales, al menos 1.474 familias han resultado damnificadas y 86.000 hectáreas de cultivos han sido devastadas, afectando la producción de alimentos y el sustento de cientos de agricultores. Además, varias comunidades enfrentan una grave escasez de agua, lo que ha obligado a las autoridades a implementar planes de contingencia.
El impacto de la sequía no solo se ha reflejado en el campo, sino también en la infraestructura urbana y rural. Más de 60 viviendas han sufrido daños estructurales, y varias carreteras han quedado intransitables, dificultando la movilidad y el acceso a servicios básicos.
ACCIONES DEL GOBIERNO PARA MITIGAR LA CRISIS
Ante la magnitud de la emergencia, la Gobernación de Bolívar ha desplegado equipos de respuesta inmediata. Se han enviado carrotanques a las zonas más afectadas, se están reforzando diques para evitar erosión y se han intensificado operativos de monitoreo de fuentes hídricas.
Daniel Franco, jefe de la Oficina de Gestión del Riesgo, destacó la importancia de la colaboración entre el gobierno y las comunidades para enfrentar la crisis: “Estamos trabajando en conjunto con los municipios para garantizar el acceso al agua y reducir el impacto en las poblaciones más vulnerables”.
Las autoridades también han hecho un llamado a la ciudadanía para evitar quemas al aire libre y optimizar el consumo de agua, con el fin de prevenir incendios forestales y garantizar el abastecimiento en las zonas más críticas.
La situación sigue siendo preocupante y se espera que en los próximos días se refuercen las medidas para evitar que la sequía siga afectando a más familias en Bolívar