Ante el aumento del flujo migratorio inverso, los gobiernos de Panamá y Costa Rica han acordado un plan de traslado y repatriación de migrantes que regresan del norte hacia sus países de origen. Esta medida responde al endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos y busca garantizar un proceso ordenado y seguro.
El ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, y su homólogo costarricense, Mario Zamora, establecieron un protocolo que contempla la concentración de migrantes en el Centro de Atención al Migrante (Catem) en Costa Rica. Desde allí, serán trasladados a Metetí (Darién, Panamá) o Los Planes de Gualaca (frontera con Costa Rica) antes de ser repatriados por vía aérea o marítima con apoyo de Estados Unidos.
Para garantizar la seguridad, los migrantes deberán someterse a un control biométrico en el Catem, donde se verificará que no tengan antecedentes penales.
Panamá también analiza la posibilidad de repatriar directamente a migrantes venezolanos. Sin embargo, debido a la suspensión de relaciones diplomáticas con Venezuela, las autoridades panameñas buscan alternativas para gestionar estas deportaciones a través de un tercer país.
“La Cancillería panameña está evaluando los mecanismos necesarios para coordinar el retorno de ciudadanos venezolanos a su país”, indicó el ministro Ábrego.
MIGRACIÓN INVERSA Y ENDURECIMIENTO DE POLÍTICAS EN EE.UU.
El fenómeno de la migración inversa ha ido en aumento tras las nuevas restricciones impuestas por el gobierno de Donald Trump. Las recientes medidas incluyen redadas en escuelas, iglesias y hospitales, lo que ha provocado que muchos migrantes reconsideren su permanencia en EE.UU.
En respuesta a esta situación, México también ha reforzado la seguridad en su frontera con EE.UU., tras alcanzar un acuerdo con Trump para evitar sanciones económicas.
Con este nuevo plan de cooperación, Panamá y Costa Rica buscan gestionar de manera eficiente el retorno de migrantes, priorizando la seguridad y el respeto a los derechos humanos.