Multa Histórica: SIC sanciona a cuatro empresas lecheras por alterar la composición de la leche

En un golpe sin precedentes contra la industria láctea, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) impuso sanciones por más de $21 mil millones a cuatro reconocidas empresas del sector: Gloria, Lactalis, Hacienda San Mateo y Sabanalac.

La razón detrás de estas millonarias multas es la adición de lactosuero a la leche entera higienizada (UAT), una práctica que, además de violar las normativas del sector, indujo a error a los consumidores sobre la calidad del producto que adquirían.

ENGAÑO Y COMPETENCIA DESLEAL

El uso de lactosuero no solo alteró la composición de la leche, sino que también otorgó una ventaja competitiva desleal a algunas de estas compañías, permitiéndoles reducir costos y ofrecer precios más bajos en comparación con otras empresas que sí cumplieron la regulación.

Los hallazgos de la investigación se basaron en pruebas realizadas por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), que evidenciaron altos niveles de caseinomacropéptido (CMP) en las muestras de leche analizadas. Este componente es un marcador clave para detectar la presencia de lactosuero.

Los resultados de la investigación arrojaron distintos niveles de responsabilidad entre las empresas sancionadas:

  • Gloria y Hacienda San Mateo: Se confirmó la adición de lactosuero y la obtención de beneficios económicos derivados de esta práctica.
  • Lactalis: Al igual que las anteriores, presentaba altos niveles de CMP y signos de ventaja económica indebida.
  • Sabanalac: Aunque se probó la presencia de lactosuero, no se encontraron pruebas de que esto le otorgara un beneficio competitivo, por lo que la infracción no fue considerada de la misma gravedad.

UNA DECISIÓN QUE MARCA PRECEDENTE

Con esta sanción, la SIC envía un mensaje contundente a la industria, reforzando su compromiso con la protección de los consumidores y la competencia leal en el mercado. La decisión aún está en proceso de notificación, y las empresas tienen la posibilidad de presentar recursos de reposición.

Mientras tanto, esta situación plantea una pregunta clave: ¿qué tan confiables son los productos que llegan a las mesas de los consumidores?