Lilia Solano presentó su renuncia protocolaria al presidente Gustavo Petro, dejando un legado importante en la lucha por los derechos de las víctimas del conflicto armado en Colombia. Solano, quien se destacó por su dedicación a los retornos de las comunidades desplazadas y su trabajo social en regiones afectadas por crisis humanitarias como la del Catatumbo, anunció su decisión en una carta dirigida al mandatario.
En su misiva, la directora de la Unidad para las Víctimas expresó su gratitud al Presidente por la confianza depositada en ella al nombrarla para este cargo y por la oportunidad de contribuir al proyecto de transformación social impulsado por el Gobierno del Cambio, un proceso en el que participó activamente como viceministra para el Diálogo Social y los Derechos Humanos del Ministerio del Interior.
Antes de asumir la dirección de la Unidad para las Víctimas, Solano fue clave en la consolidación de un modelo de diálogo inclusivo que promovió la interlocución con sectores históricamente marginados, tales como pueblos indígenas, mujeres, campesinos, afrodescendientes, y comunidades LGTBI+. Además, se comprometió a garantizar un diálogo social amplio y representativo, incluyendo también a sindicatos, transportadores, educadores y empresarios.
Como directora de la Unidad, Solano continuó su labor con un enfoque claro en las víctimas, teniendo claro que no podían ser tratadas como cifras, sino como sujetos de derechos y protagonistas del cambio.
Durante su gestión, lideró el retorno del pueblo embera a sus territorios en Risaralda y Chocó, asegurando su reubicación e integración a aquellos que eligieron estas alternativas. Además, fue pionera en la conmemoración del Día Nacional de Reconocimiento a las Mujeres Buscadoras de Víctimas de Desaparición Forzada.