Por Carlos Campo Pinto
Las retaliaciones arancelarias del presidente de los Estados Unidos contra Petro estaban cantadas desde su posesión y nuestro presidente las conocía, pero no la esperaba tan pronto. Sus contradicciones filosóficas, económicas, políticas y especialmente humanas, son totalmente diferentes, chocaron y continuarán chocando y Trump persistirá hostigándolo, su objetivo es el TLC, que durante tres años fue sometido a estudios y en un minuto con una firma lo hará trizas. Con la ayuda de sus enemigos de la oposición, medios de comunicación y la funcionaria que sirve de enlace comercial entre los dos países, que esperan cualquier impase del gobierno para caerle, será más fácil y seguir con el golpe blando. Las controversias se originaron por distintas razones, en algunos casos fuera de tono, como señalar a Petro de guerrillero, impopular y otros epítetos personales, efectivamente perteneció al M-19, como grupo contestatario para defenderal pueblo oprimido y un líder que alcanza once millones de votos, no podemos considerarlo impopular. Las respuestas se presentaron en la Conferencia Internacional Salvemos el Planeta, un Nuevo Orden Mundial de Justicia, Cambio Climático, Derechos Humanos y Paz realizado en Chicago; donde Petro propuso que para detener la crisis climática es necesario cambiar las relaciones económicas y políticas a escala mundial, criticó a Trump por su frialdad al considerar las aberrantes afirmaciones que los haitianos sacrificaban las mascotas de los estadunidenses para comérselas, afirmaciones falsas para generar violencia y humillación al pueblo haitiano. Su tendencia de violar los derechos humanos se evidencia con abrir la prisión de Guantánamo en la bella isla de Cuba para albergar más de 30 mil indocumentados, medida parecida al Holocausto nazi. Estas mismas prácticas fueron utilizadas por Hitler contra los judíos y las consecuencias son las conocidas por la humanidad, esperando que jamás se repitan, pero se están replicando. El imperialismo irracional de Schopenhauer y Nietzsche es el modelo de gobierno del nuevo presidente de EE.UU, para defender el capitalismo salvaje que tiene ahogado a la humanidad y con su nueva política lo asfixia aún más. Todas estas afirmaciones y verdades movieron las fibras tóxicas de alguien que se considera intocable y las retaliaciones se iniciaron.
La comunidad internacional se encuentra en cuarentena silenciosa porque el país del norte las impuso, no permite que juzguen y critiquen sus actos, de lo contrario son considerados enemigos del sistema y sancionados con altos aranceles que acabarán con su economía. El imperio peló sus dientes y todos deben tragarse el sapo como afirmaba un exembajador y las gentes deben permanecer calladas. ¿Será que el Derecho Internacional Humanitario se derrumbó, tenemos otro país totalitario en las Américas, cuál es peor?. Las respuestas son muchas, pero las reflexiones y el sentido común indican que primero es comprometer a todos los organismos de control a nivel internacional para que a través del diálogo puedan dirimirse las pretensiones del nuevo presidente.
La propuesta de la senadora María José Pizarro es buscar otros mercados para ofrecer nuestros productos, la otra un poco descabellada apunta aliarse a los antiguos miembros de la Unión Soviética quienes abrieron un nuevo mercado y acuñaron nueva moneda para competir con el dólar, la propuesta puede tener éxito si Latinoamérica en bloque se suma. Es posible que haya muchas más como la integración de todos los países de la región e independizarse de una vez del imperio. Es triste que exministros de relaciones exteriores y exembajadores que, seguramente, son personajes con alto grado de preparación en reconocidas universidades y experimentados funcionarios públicos, critiquen con severidad al gobierno sin detenerse analizar sin sectarismo y fanatismo político, el valor del nacionalismo, la libertad y la dignidad humana que está defendiendo el presidente Petro a compatriotas acusados falsamente de delincuentes.
En el pasado los economistas neoclásicos gringos mostraban proyecciones sobre el desarrollo de su país para vender la imagen que sería inmensamente rico, en donde podía adquirirse cualquier mercancía a precios bajos y lo bautizaron el “Sueño Americano”. Pero en esencia es una ilusión, mentira y manipulación, el sueño americano es consumismo y la verdad aflora cada vez más por los altos impuestos que deben pagar al Estado por la mercancía traída del exterior y los comerciantes aumentan sus precios. Es el momento de una pausa para que surja el nacionalismo, todos unidos podemos superar los impases, evitar más dependencia y sometimiento por las limosnas que recibimos a cambio del garrote y la zanahoria. Basta ya de mendigar un visa para entrar a un país que no quiere que lo visitemos, el sueño americano es eso, un sueño, Colombia es un territorio saturado de belleza natural, gente maravillosa que recibe con los brazos abiertos a propios y extraños, por qué arriesgarnos en donde nos rechazan y tratan como delincuentes.












