Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, el gobierno estadounidense ha intensificado las deportaciones de migrantes, con cifras alarmantes de personas que han sido devueltas a sus países de origen.
Bajo la administración de Trump, que asumió nuevamente la presidencia en 2025, se ha impulsado una política migratoria de cero tolerancia, que ha resultado en un aumento significativo en las deportaciones desde los Estados Unidos hacia América Latina.
Estas deportaciones se han hecho especialmente hacia Colombia, México, Guatemala, Ecuador, Honduras, Brasil y El Salvador, en América Latina. El mayor número se han hecho hacia México, con casi 5.000 y Colombia con cerca de 500.
Se prevé que al final el país que más recepcionará migrantes con esta agresiva política de Estados Unidos, será Venezuela, con aproximadamente 600.000. En ese orden de ideas las autoridades norteamericanas revocaron la prórroga del estatus de protección temporal (TPS, por sus siglas en inglés), inicialmente a cerca de 350.000 venezolanos en Estados Unidos
De acuerdo con los datos proporcionados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se estima que, hacia Latinoamérica han sido deportados en los últimos diez días algo más de 6.000 migrantes indocumentados.
Las críticas internacionales
La mayoría de estas personas fueron detenidas tras cruzar la frontera sin los documentos migratorios adecuados o por haber infringido las leyes de inmigración.
El proceso de deportación ha sido criticado tanto por organizaciones internacionales como por grupos defensores de los derechos humanos, quienes denuncian las condiciones en las que se llevan a cabo las detenciones y el tratamiento de los migrantes durante su proceso de deportación.












