La evaluacificación de las Pruebas Saber 11°: el régimen de poder del Icfes

Foto: referencia.

Por: Etiel Enrique Torregrosa Gutiérrez

El Instituto Colombiano de Fomento a la Educación Superior (Icfes) ha producido un efecto contrario a través de las múltiples evaluaciones estandarizadas que realiza a lo largo del proceso educativo denominadas pruebas saber 3°; 5°; 9° y 11° y las actuales “evaluar para avanzar”. Puesto que, se ha dado una cosificación de la evaluación; con la que se mira a los estudiantes con objetivación, desconociendo las subjetividades, particularidades e individualidad de los evaluados.  Esta sea instrumentalizada como mercancía que sirve para que los colegios privados cobren precios elevados en las matrículas por la supuesta calidad educativa del servicio educativo ofrecido y por otro para restringir el derecho a la educación pública superior al contar con pocos cupos para ingresar a estudiar una carrera profesional por la falta de universidades estatales.

Evaluar es la forma actual de educar, esta se ha vuelto un imperativo y una obligación impuesta por el Icfs para poder acceder a la educación superior pública. La evaluación estandarizada afecta la educación y provoca graves trastornos en el proceso democrático, ya que, los resultados son un requisito para acceder a estudiar una profesión en las universidades públicas. Pues, estas cumplen una función educadora y de nivelación social en nuestro estado social de Derecho. No obstante, debemos interrogar esta naturaleza para dejar de pensar en la evaluación estandarizada y aportar a la construcción de una evaluación formativa y transformativa, una evaluación más vivencial, más experiencial (transformacional) y menos teórica. Cuando la evaluación es formativa, estamos transformando vidas. La evaluación debe edificar y formar ciudadanos íntegros. La evaluación debe generar identidad, seguridad, compromiso, confianza, trascender, proceso continuo y permanente, propósito de vida, mas no frustraciones, ni el sentirse perdedores o fracasados por obtener un bajo resultado en las pruebas saber 11°.

Por ello, tenemos la responsabilidad como docentes de revelar o desnudar las falencias de la evaluación estandarizada. Los resultados de las pruebas saber 11° falsean los conocimientos, los estudiantes pierden su confianza por la sorpresa de resultados negativos o por falsos positivos. De ahí que se mueven a estudiar profesiones que no los llenan. Esta estandarización es desmaterializadora y descorporeiza, la evaluación estandarizada sustituye la seguridad del saber, sin violencia ni demasiado esfuerzo. Las pruebas de Estado Saber 11° se presentan como una alternativa inviable que impide valorar la calidad de vida de los ciudadanos más allá de la referencia exclusiva de unos resultados altos en dicha prueba. La dinámica por la que se establece que a mayores resultados encontramos una mayor calidad educativa, deja sin atender las desigualdades que pueden darse dentro del territorio.

Se deja de valorar, asimismo, cuestiones como las condiciones o los contextos socioeconómicos en los que se encuentran las instituciones educativas o los lugares de procedencia de los estudiantes y las condiciones de estos y sus familias.

Un ejemplo de esto, es aquel estudiante que a lo largo de su educación primaria, secundaria y media fue excelente, pero el día de la maratónica jornada de las pruebas saber 11° estuvo enfermo, tuvo problemas familiares o personales, no le fue bien en los resultados, por lo cual obtuvo un puntaje inferior a 250 puntos. Esto lo desanima y lo lleva a desconfiar de sus conocimientos, lo restringe de sus posibilidades a aspirar un cupo en una facultad de una universidad pública. Mientras otro estudiante que se caracterizaba por ser perezoso, con mala comprensión lectora, ese día toma la prueba folclóricamente y no lee las preguntas, responde al azar y obtiene un puntaje superior a 400 puntos. Es así como puede postularse a becas a universidades privadas o aspirar a un cupo en las facultades más solicitadas de las universidades públicas, esto sin tener los conocimientos, las habilidades y destrezas de pensamiento acordes a la carrera profesional escogida.

La homogenización y la estandarización de la evaluación de las pruebas saber 11°, tanto de calendario A y B, se aplican a todos los bachilleres sin tener en cuenta si su educación fue rural, urbana, campesina, indígena o de cualquier grupo étnico minoritario, de zonas vulnerables o de colegios privados de élite.

Es la misma prueba saber 11 porque es igual para todos los bachilleres de Colombia y los que aspiran a validar el bachillerato. En tanto que todos deben estar preparados bajos unos mismos lineamientos curriculares, estándares básicos de competencias y derechos básicos de aprendizaje, ciertos marcos de referencia y una guía de orientación emitida por el ICFES. Esta evaluación estandarizada avanza inexorablemente, aturdidos por el frenesí de las pruebas saber 11° que cada año religiosamente se realiza para los estudiantes de los colegios de calendario B, en marzo y de calendario A, en agosto. El enfoque actual de las pruebas saber 11 se presenta como una alternativa limitante, desde la que valorar la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas de un país más allá de la referencia exclusiva a los resultados obtenidos en las pruebas saber 11, si son altos es un estudiante exitoso, en cambio, unos resultados mínimos o básicos conducen al fracaso escolar al no poder tener aspiraciones de ingresar a la educación pública superior.

La educación permea el sistema económico, político y cultural en el que vivimos.

También atraviesa de principio a fin todo lo que nos podemos contar y podemos ser; regula nuestros horarios, necesidades, deseos y pensamientos y nos hace creer que todo lo que elegimos es nuestra decisión, y no algo impuesto. Por algo que nos supera y que no podemos ver, por lo anterior, la acción evaluativa es, por su propia naturaleza, colectiva, deliberativa, coordinada e intencional; esto significa que las motivaciones emocionales deben competir con intereses y preocupaciones institucionalmente arraigadas. El objetivo del ICFES con las pruebas saber 11 es reducir el derecho a la educación pública superior, por lo que, las pruebas saber 11, entonces, serían la única forma de evaluar que, en vez de modificarse o aumentar el fomento de la educación pública superior cada vez más, por el contrario, se reduce.

Pareciese que el objetivo es crear una evaluación restrictiva, en el que inclusive pensar algo contrario a la evaluación homogenizante sea imposible, porque no existirían condiciones de equidad para articular una evaluación heterogénea. La evaluación estándar es la actual forma de educar y la educación homogenizante es la evaluación estandarizada, pareciese que ese es el objetivo final del ICFES. El objetivo, entonces, es crear una evaluación que no necesite pensarse, sino solo obedecerse, porque la obediencia es la inconsciencia: actuar por instinto colectivo y no por el uso de la razón.

Las pruebas saber 11, controlan la educación superior: dónde y que se estudia, qué se puede estudiar, qué profesión y trabajo se puede tener y qué no, cuánto tiempo se puede dedicar a estudiar una carrera, a qué tipo de actividad, qué actividades están prohibidas, qué se considera productivo y qué no. Y una vez logrado todo esto, que es la política totalitaria, se logra el sometimiento total del individuo. El valor del derecho a la educación pública superior está articulado al precio de obtener un buen resultado en la prueba saber 11, por lo que, la gran mayoría de los estudiantes de las instituciones educativas oficiales están destinados a no profesionalizarse.

El valor de uso de los resultados del estado colombiano para demostrar una supuesta calidad educativa, en el cual impera el valor de cambiar el derecho a la educación pública superior, para tener más mano de obra no calificada para pagar salarios míseros y personas sin pensamiento crítico que en época electoral sean los habituales votantes de los políticos corruptos a los cuales compran el voto. Por lo anterior, se debe reconocer nuestro débil sistema de evaluación (pobreza del proceso evaluativo formativo). La evaluación estandarizada omite y desconoce que el proceso formativo es más que evaluar competencias.

Por esto proponemos una evaluación transformacional, que posibilite al evaluador y al evaluado analizar y reflexionar sobre sus fortalezas y limitaciones y pueda transformarse para enriquecer su proceso educativo. Una evaluación formativa nos domina, pero una evaluación de la transformación nos libera.