Posesión del presidente Trump

Por Orlando Andrade Gallardo

El acontecimiento geopolítico más publicitado de los últimos días fue la posesión por segunda ocasión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. La ceremonia con presencia de sus amigos multimillonarios, algunos políticos de su línea conservadora y expresidentes, escucharon su discurso con atención y otros asistentes con preocupación.  Trump  afirmó  que en  su campaña manifestó la necesidad de regular la política migratoria, defender  la soberanía, recortar gastos innecesarios y justamente lo está ejecutando; agregó el magnate hotelero con actitud prepotente que no necesita de América Latina, sin analizar que abandonar un socio potencial puede perjudicar las relaciones comerciales con sus vecinos a futuro. En menos de una semana de posesionado cientos de miles de residentes, algunos con permisos, otros indocumentados, fueron sacados de sus trabajos, colegios y casas para embarcarlos en aviones de la fuerza aérea y enviarlos a sus países de origen.  El mundo conoce que los Estados Unidos es un país de migrantes, donde convergen nacionalidades, razas, credos religiosos, lenguas, culturas y etnias, de todo el planeta, es una nación que ha alcanzado su potencial económico y político con la ayuda de esas personas y la familia Trump puede ser una de ellas, que llegaron a ese país ilusionados con el sueño americano, hoy es una pesadilla.  En la historia de EE.UU., aseguran los analistas que jamás se había presentado una represión tan severa e inflexible contra los migrantes como la presente.

La soberanía de cada nación debe respetarse como patrimonio que pertenece a su población y los gobiernos defenderlas, la medida acertada de congelar por 90 días las ayudas humanitarias a países amigos para investigar cómo se invirtieron, es una decisión soberana. En  muchas ocasiones los recursos destinados a solucionar  problemas humanitarios son utilizados para el tape-tape de los presupuestos por los desórdenes administrativos y no es legal.

El Director de Ayuda al Exterior de los EE.UU, envió un comunicado notificando a embajadas y consulados global sobre la pausa por 90 días para revisar minuciosamente en qué invertían las ayudas económicas. El programa del  Plan Colombia firmado en 1999, recibe 200 millones de dólares anuales, para apoyar programas de desarrollo rural, protección de medio ambiente, defensa de los derechos humanos y fortalecimiento de la justicia, al igual que la política de control de drogas ilícitas. Conocer los destinos de estos recursos por quienes los aportan es sano y justificable, no entendemos cuál es el temor.  En las recientes disposiciones de la política exterior clasificó  a países que tendrán un trato diferencial como  México por permitir el paso de inmigrantes y mantener relaciones comerciales con China, Brasil, Perú y Colombia, por sistemas políticos que contradicen los principios ideológicos de EE.UU. En el texto del comunicado firmado por el secretario de Estado Marco Rubio, se aprobó la exención de la pauta a Egipto e Israel. La otra orden ejecutiva es el cuestionamiento al gobierno de Panamá sobre su canal, amenazando que si es necesario a sangre y fuego defenderá la soberanía del Canal; en menos de 15 días, el gobierno Trump está cumpliendo las promesas  de campaña. Una medida que fue rechazada  y se  encuentra  ante los tribunales presentada por demócratas de varios Estados, es la disposición de no otorgarle nacionalidad a los niños nacidos allá, hijos de padres indocumentados. La oficina de prensa de la presidencia anunció que próximamente se publicarán más  órdenes ejecutivas.

De todas estas represiones ejecutivas contra sus fieles aliados de latinoamericana, las organizaciones internacionales como la ONU, OEA y las oficinas de los derechos humanos no se han pronunciado y esperamos sus reacciones. El pasado domingo estalló  el primer round, uno de los países referenciados por el presidente Trump, fue cuestionado y tocó el turno a Colombia, por no aceptar su presidente el trato inhumano con los colombianos deportados y permitir el aterrizaje de aviones militares. Inmediatamente la crisis consular se trasladó a los aranceles gravando los productos nacionales, la situación estuvo en suspenso, hasta que Petro aceptó la deportación, pero en aviones de la FAC. ¿Quién ganó? la razón. Para los analistas políticos es posible que continúen los enfrentamientos por sus abiertas diferencias ideológicas y su carácter impulsivo. Lo importante es que los medios de comunicación y la oposición no le sigan el juego al presidente de EE.UU, amenazando con aranceles, deportación, visas y relación comerciales con China  y tomen  conciencia clara de los conceptos de nacionalismo, libertad  y dignidad de los pueblos, siempre que Petro tenga la razón.