Barranquilla enfrenta el aumento de la violencia y el lavado de activos en negocios fachada, mientras la falta de fiscales especializados y articulación entre autoridades dificulta combatir el crimen organizado.
Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.
Barranquilla y el Atlántico enfrentan un desafío crítico en su lucha contra las organizaciones criminales. Mientras que los ciudadanos transitan por las calles y visitan restaurantes, peluquerías o boutiques, muchos de estos negocios esconden un oscuro secreto: son fachadas utilizadas para lavar dinero proveniente de actividades ilícitas como la extorsión, el narcotráfico y, más recientemente, el despojo de tierras en algunas zonas urbanas de la ciudad.

Una reciente investigación publicada por un medio de comunicación nacional, detalla cómo estas organizaciones han creado una compleja red que aprovecha las debilidades en el sistema judicial y la falta de personal especializado. Una fuente judicial señaló a dicho informativo, que las economías ilegales en la región crecen de manera alarmante debido a la ausencia de fiscales especializados en delitos financieros, un problema que ha permitido que estas operaciones permanezcan impunes.
“La situación es compleja porque los investigadores de las bandas criminales tienen información sobre posibles negocios fachada utilizados por estas organizaciones para darle apariencia de legalidad a ese dinero mal conseguido”, explicó la mencionada fuente.
Fiscalización limitada, el talón de Aquiles de las investigaciones

Un punto crítico que debilita la lucha contra estas estructuras es la desconexión entre los investigadores en Barranquilla y los fiscales especializados que operan desde Bogotá. Esta falta de articulación ralentiza los procesos, ya que las investigaciones no fluyen de manera eficaz, y esto beneficia directamente a las bandas criminales.
“La investigación no fluye de la misma manera. Es necesario contar con fiscales especializados en la ciudad para bloquear tanto el brazo armado como la economía de estas organizaciones, que es lo que realmente las fortalece, incluso desde la cárcel, donde continúan dando órdenes y sosteniéndose económicamente”, afirmó la fuente judicial.
Además, estas organizaciones han sofisticado sus métodos al contratar creadores de contenido para fortalecer su imagen pública y lavar dinero de manera más sutil. Este fenómeno, combinado con transferencias internacionales de dinero y patrimonios que aumentan de forma desproporcionada, requiere análisis contables detallados que actualmente no se pueden realizar debido a la falta de expertos en el tema.
Negocios fachada: Bajo sospecha, pero sin acciones contundentes
Aunque las autoridades cuentan con información sobre algunos de los negocios vinculados al lavado de activos, la carencia de pruebas sólidas y equipos especializados en la región ha limitado la posibilidad de judicializar estas operaciones. La fuente explicó: “Hay información preliminar sobre actividades de lavado de activos, pero eso debe investigarse con equipos especializados que están en Bogotá. Lo cierto es que en Barranquilla hay personas que se presentan como personalidades, pero tienen vínculos con estos grupos criminales”.

Entre las organizaciones que operan activamente en el Atlántico se encuentran Los Pepes, liderados por Digno José Palomino Rodríguez; Los Costeños, bajo el mando de Jorge Eliécer Díaz Collazos; y el Clan del Golfo, que ha ganado terreno en la ciudad gracias al enlace de Dionisio Enrique Frías Castillo, conocido como alias Gordo 40. Estas estructuras criminales utilizan negocios fachada como herramientas clave para legitimar sus actividades ilícitas, presentándose como empresas legales mientras ocultan su verdadera naturaleza.
Un desafío para las autoridades
Tanto la Policía como la Fiscalía General de la Nación enfrentan un reto mayúsculo: articular esfuerzos efectivos que permitan desarticular estas redes criminales. Sin embargo, la ausencia de fiscales y equipos especializados en la región sigue siendo el principal obstáculo. Este vacío no solo pone en peligro la seguridad de la población, sino que fortalece las economías ilícitas que financian a estas organizaciones, incluso cuando sus líderes están tras las rejas.
Así las cosas, el panorama actual en Barranquilla revela una peligrosa falta de acción frente a un problema que no solo afecta la economía local, sino que también compromete la percepción de legalidad en la región. La desconexión entre Bogotá y los investigadores en la ciudad subraya la necesidad urgente de descentralizar los equipos especializados en delitos financieros.

Sin esta acción inmediata, los negocios fachada seguirán prosperando, las economías ilegales se fortalecerán, y la población continuará siendo testigo de cómo los criminales encuentran formas de operar bajo el amparo de una apariencia de legitimidad. Es imperativo que las autoridades tomen medidas contundentes para cerrar este ciclo de impunidad y evitar que las bandas criminales consoliden su control en Barranquilla y el Atlántico.
En cifras: Barranquilla sumida en una espiral de violencia; extorsión y homicidios en alza
En los últimos cinco años, Barranquilla ha enfrentado un panorama alarmante: un aumento sostenido de los índices de violencia que ha llevado a la ciudad a ocupar un lugar destacado en la lista de las más peligrosas de Latinoamérica. La raíz de esta crisis se encuentra en la expansión de la extorsión y en las disputas territoriales entre bandas criminales, factores que han generado un entorno de inseguridad que afecta tanto a los ciudadanos como a la economía local.

Según datos de la Policía Nacional, el año 2024 fue especialmente crítico para Barranquilla. La ciudad registró un incremento del 23% en los homicidios, con 486 casos reportados, frente a los 375 del año anterior. Este aumento no solo la coloca como la urbe con mayor crecimiento porcentual en homicidios entre las principales ciudades de Colombia, sino que también la reafirma dentro del lamentable ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo.
“La ciudad parece estar atrapada en una espiral de violencia que se ha visto exacerbada por la extorsión, un delito que ha ido en aumento y que se ha convertido en el motor de muchos de los crímenes”, señala un análisis policial.
La extorsión como eje de la crisis
El departamento del Atlántico, donde se ubica Barranquilla, reportó durante el primer trimestre de 2024 un total de 1.545 casos de extorsión, consolidándose como uno de los delitos con mayor crecimiento en la región. Este fenómeno no distingue entre grandes empresas y pequeños comerciantes, afectando sectores como el transporte y la construcción. La situación está vinculada a la presencia de grupos criminales como ‘los Costeños’, ‘los Pepes’ y el ‘Clan del Golfo’, quienes se disputan el control de territorios clave para actividades ilícitas como el narcotráfico y el contrabando.

Un puerto estratégico y su impacto social
La ubicación de Barranquilla como puerto estratégico en el Caribe colombiano la convierte en un blanco para las organizaciones delictivas. Sin embargo, la violencia no solo tiene raíces geográficas. La falta de oportunidades económicas y sociales en barrios vulnerables ha contribuido al reclutamiento de jóvenes por parte de estas bandas, perpetuando un ciclo de desestructuración social.
Un gran porcentaje de los homicidios en Barranquilla está directamente relacionado con el sicariato, alcanzando el 49,3% de los casos en 2024. Este dato refleja la profesionalización de los métodos de ejecución utilizados por las bandas, que operan con un nivel de organización alarmante.
Crímenes recientes estremecen a la comunidad
El asesinato de Pablo Andrés Ríos López, hijo de un tendero, ocurrido este lunes 27 de enero en el barrio El Valle, es un ejemplo desgarrador de la violencia que azota a Barranquilla. Este crimen, perpetrado frente a una menor de edad y captado por cámaras de seguridad, subraya la brutalidad e impunidad con la que operan los criminales en la ciudad.
En el municipio vecino de Soledad, la situación también es preocupante. Con 212 homicidios registrados en 2024, el aumento del 16% en comparación con el año anterior pone en evidencia el impacto de las disputas entre bandas por el control de territorios. Este municipio se ha convertido en un punto crítico en la lucha contra el crimen organizado, con clamorosas solicitudes de apoyo al Gobierno por parte de las autoridades locales.
“La alcaldesa de Soledad, Alcira Sandoval Ibáñez, ha solicitado que el municipio sea elevado a la categoría de Distrito o Comando Especial de Policía, con el fin de tener una respuesta más efectiva frente a los delitos de alto impacto”, declararon desde la administración local.
Un panorama sombrío con pocas soluciones
La comunidad vive atrapada en el miedo, no solo por su seguridad personal, sino también por la viabilidad de sus negocios y su calidad de vida. Las zonas de mayor pobreza en Barranquilla, con baja presencia estatal, se han convertido en el campo de batalla de las bandas criminales, intensificando la competencia por el control territorial.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, la falta de un enfoque integral que aborde las raíces sociales de la violencia, junto con la ausencia de una aplicación efectiva de la ley, ha dejado a la ciudad sumida en una crisis profunda.
¿Es posible romper el ciclo?
Barranquilla enfrenta un desafío monumental. Sin una estrategia robusta que incluya medidas tanto preventivas como represivas, la ciudad continuará siendo escenario de la escalada violenta. Es fundamental que las autoridades locales y nacionales prioricen no solo el combate al crimen organizado, sino también la inversión en oportunidades económicas y sociales que ofrezcan a los jóvenes una alternativa a la vida delictiva.
La ciudadanía, entre tanto, aguarda soluciones concretas que permitan devolver la confianza y la seguridad a una ciudad que merece un futuro mejor.
Y.A.
D.A.