La Universidad del Atlántico se alista para una de sus elecciones más cruciales: la rectoría en disputa

Universidad del Atlántico.

A tan solo meses de la consulta estudiantil y profesoral que definirá la terna para la elección del próximo rector o rectora de la Universidad del Atlántico, el ambiente en la institución se carga de expectativas y tensiones.

La importancia de este proceso electoral trasciende el ámbito académico, ya que la persona que asuma el liderazgo de la universidad no solo dirigirá la institución educativa más grande del departamento, sino que también tendrá a su cargo la gestión de un presupuesto millonario, el cuarto más alto del Atlántico, lo que convierte la rectoría en un puesto clave para el poder político, administrativo y académico de la región.

Un proceso electoral marcado por disputas e intereses cruzados

El rol de rector de la Universidad del Atlántico no es solo un cargo académico, sino también un puesto que involucra la administración de millonarios recursos públicos. Contrataciones, licitaciones, y órdenes de compra son solo algunos de los aspectos que históricamente han generado tensiones dentro del proceso electoral, alimentando un ambiente cargado de controversias e intereses. Este año, la comunidad universitaria se enfrenta nuevamente al reto de elegir con criterio, en medio de un escenario político y académico lleno de aspirantes que buscan apoyo en diferentes sectores.

Candidatos que suenan con fuerza

Varios nombres se perfilan como favoritos para la rectoría, generando debate dentro de la universidad y más allá de sus muros. Entre ellos destacan:

  • Mariluz Stevenson: Actual vicerrectora financiera, con una sólida trayectoria en administración y academia.
  • Dalmiro García: Presidente de la Asociación Colombiana de Arquitectos y líder en diseño urbano, con gran visibilidad en el ámbito político y social.
  • Jacqueline Rojas: Directora del SENA Regional Atlántico, con experiencia tanto en la universidad como en la administración pública departamental.
  • Ricardo Cera Martínez: Líder sindical, conocido por su defensa de los derechos laborales de los docentes catedráticos.
  • Guillermo Valencia: Docente e investigador de la facultad de ingeniería, con un amplio recorrido en gestión académica.

A estos nombres se suman otros que comienzan a sonar con fuerza en los círculos políticos y académicos del Atlántico, como Elvis Jiménez, magistrado de la Corte Suprema; Cristina Montalvo, decana de Ciencias Jurídicas; Paola Amar, secretaria de Educación Distrital; y Roberto Pérez Caballero, exvicerrector financiero y cercano a figuras de peso en la política local.

¿Reelección o cambio de rumbo?

El actual rector, Danilo Hernández, quien asumió el cargo bajo el «Pacto por la Excelencia», ha logrado avances importantes durante su gestión, como la salida de la universidad de la Ley 550, conocida como la Ley de Quiebras. Sin embargo, su administración ha estado marcada por diversas críticas, especialmente en áreas sensibles como la gestión administrativa y la calidad educativa, lo que abre la puerta para nuevos liderazgos que busquen consolidar o cambiar las transformaciones iniciadas.

Una elección con repercusiones más allá de la universidad

La elección de rector de la Universidad del Atlántico es un proceso que va más allá de los límites de la institución. Con fuertes intereses políticos, empresariales y regionales entrelazados, la designación del nuevo rector o rectora podría tener un impacto directo en la política local y en el futuro desarrollo de la universidad. Los actores políticos del Atlántico, incluidos los gobiernos locales y regionales, observan con atención esta contienda, conscientes de que el resultado podría reconfigurar las relaciones de poder en el departamento.

Reflexión y responsabilidad en la elección

Mientras se acerca la consulta, la comunidad universitaria se encuentra ante un dilema crucial: elegir a la persona más capacitada para enfrentar los desafíos que afronta la universidad, sin dejarse llevar por intereses ajenos al bienestar académico. La invitación es a reflexionar con responsabilidad, no solo por los intereses políticos de corto plazo, sino por el futuro académico de una institución vital para el Caribe colombiano.