¡La estrategia fracasó! Ola de violencia en Barranquilla y el Atlántico sigue creciendo

Por: Redacción Web.
Diario La Libertad.

Barranquilla y el Atlántico atraviesan una grave crisis de seguridad que pone en tela de juicio las estrategias implementadas por las autoridades locales y departamentales. En lo que va de enero de 2025, el departamento ha reportado 57 homicidios, un número alarmante que refleja una creciente ola de violencia y que preocupa tanto a la ciudadanía como a los expertos en seguridad. La ciudad de Barranquilla y su área metropolitana, que incluyen municipios como Soledad, Malambo, Puerto Colombia y Galapa, concentran la mayoría de los crímenes violentos. El caso más reciente fue una masacre ocurrida en el municipio de Sabanagrande, donde cuatro personas perdieron la vida, incluidos dos menores de edad.

El investigador judicial Arturo García Medrano detalló en una entrevista concedida a Noticias con Libertad, los números y las tendencias que marcan la crisis en la región. Según García, al día de ayer, domingo 19 de enero, la cifra de víctimas violentas se distribuye de la siguiente manera: Barranquilla con 29 muertes, Soledad con 15, y el resto del departamento con 10 víctimas. En cuanto a la violencia en Barranquilla, se ha destacado la cantidad de asesinatos de menores de edad, la aparición de cuerpos en el río Magdalena y los ataques colectivos. En este sentido, se han reportado hasta 26 asesinatos en los primeros cinco días de enero, que incluyen además siete casos de violencia de género, lo que marca un patrón de agresiones sistemáticas en diferentes sectores.

«En este mes hemos tenido siete muertes violentas con víctimas de género», señaló García, subrayando que en estos primeros 19 días del año, el comportamiento de los grupos criminales parece no haber cambiado. Las muertes siguen siendo predominantemente producto de ajustes de cuentas entre bandas organizadas y la violencia no da tregua. La extorsión sigue siendo un fenómeno creciente que afecta a los comerciantes de la región, especialmente en los corredores más estratégicos de Barranquilla, como la carrera 21, donde se han encontrado panfletos amenazantes firmados por grupos como los ‘Pepes’‘Costeños’ y el ‘Clan del Golfo’.

García también advirtió que la tendencia es preocupante, ya que las estadísticas de homicidios muestran un incremento sostenido en los últimos meses. En 2024, la cifra de asesinatos en Barranquilla y el Atlántico aumentó en comparación con los primeros seis meses del año, y en diciembre se alcanzaron 95 muertes violentas. Si esta tendencia continúa, en enero de 2025 se podrían superar las 70 muertes, lo que confirmaría que la violencia se mantiene fuera de control.

Lo más preocupante es que a pesar de los esfuerzos de las autoridades, las estrategias de seguridad parecen no estar teniendo el impacto esperado. Las conocidas «caravanas por la vida», dirigidas por la Policía Metropolitana de Barranquilla, no han logrado reducir la violencia en los barrios más afectados. Según García, los grupos criminales siguen operando con total impunidad en las zonas de alto riesgo, conocidas como «puntos calientes», donde la presencia policial no ha sido suficiente para frenar el accionar de los sicarios.

Por otro lado, el municipio de Soledad, que también enfrenta una situación de inseguridad crítica, ha denunciado la mala distribución de los recursos destinados a la seguridad ciudadana. A pesar de que la alcaldesa, Alcira Sandoval, señaló que Soledad aporta 78 mil millones de pesos a la tasa de seguridad, estos recursos no se gestionan de forma adecuada, ya que no tienen control directo sobre los fondos. Como resultado, el municipio solo ha recibido cuatro patrullas, lo que es insuficiente para atender a una población de casi un millón de habitantes.

«Necesitamos que cada municipio tenga autonomía sobre sus propios recursos para implementar estrategias de seguridad más efectivas», expresó Sandoval, quien ha insistido en la necesidad de un manejo más eficiente de los fondos de seguridad, que permitan contar con mejor tecnología, equipos y movilidad para las autoridades locales.

El panorama de inseguridad en Barranquilla y el Atlántico es desolador, y parece que las políticas de seguridad actuales no están siendo efectivas para frenar el avance de la violencia. A pesar de los esfuerzos y las inversiones, los resultados no son los esperados, y la ciudadanía continúa viviendo bajo una creciente ola de temor. La falta de coordinación y la distribución ineficaz de los recursos han contribuido a una situación en la que la impunidad y el crimen organizado siguen dominando. Ante este panorama, la pregunta que surge es clara: ¿Qué medidas deben tomarse para que las estrategias de seguridad realmente empiecen a dar resultados en la región?

Y.A.